
La recuperación del consumo, impulsado en el sector del motor por los planes PIVE, ha llevado a Seat a batir el récord de producción desde el año 2000. La empresa automovilística, filial del grupo Wolkwagen, fabricó el año pasado un total de 477.077 unidades, lo que supone un 22,1 por ciento más que en 2014. Lo más importante, además, es que se trata de una tendencia sostenida en el tiempo en los últimos años. Desde que se tocó fondo en el año 2009, en plena recesión económica, la producción de Seat en Martorell ha aumentado un 55%, lo que equivale a cerca de 170.000 vehículos más al año.
Todo esto ha permitido, además, recuperar los niveles de empleo perdidos a raíz de la crisis. Al cierre del último ejercicio fiscal el 31 de diciembre de 2015, la plantilla de la compañía se elevaba a un total de 12.753 trabajadores, prácticamente ya al mismo nivel que había en 2005, cuando se llegó a 12.700 empleados. Aunque en los últimos dos años Seat ha realizado 1.295 contrataciones, la plantilla está todavía lejos de los máximos alcanzados en el año 2000, cuando la empresa daba empleo a más de 15.000 personas.
La transformación de Seat
El camino de Seat en la última década no ha sido nada fácil. A la recesión económica se le sumó una crisis en el modelo de gestión de la compañía que centró todas las críticas de la matriz alemana, acusando a la firma española de lastrar sus cuentas por la poca rentabilidad de su producción.
Sueldos elevados, convenios muy restrictivos, modelos poco rentables en comparación a otras fábricas y sindicatos en pie de guerra ante las demandas de la dirección, así se veía Martorell desde Wolsfburg. Todo esto ha cambiado radicalmente con la crisis. Entre 2008 y 2010 se presentaron cinco Expedientes de Regulación de Empleo (ERE). El punto diferencial lo marcó la concesión de la producción del Audi Q3 en 2011, que vino de la mano de un nuevo convenio laboral. Este acuerdo aún se recuerda entre los trabajadores como aquel en el que "se vendieron" a cambio de recibir el modelo Q3.
Cinco años después, y con un nuevo convenio ratificado hace tan sólo unos meses, los empleados ven con cierto desánimo que el esfuerzo que hicieron para conseguir el coche premium de Audi, y por el cual Martorell ha recibido mucho reconocimiento, se vaya a trasladar a Hungría el año que viene. Y es que este vehículo aporta muchas más horas de trabajo y una mayor rentabilidad que los próximos modelos que llegaran a Martorell como el Audi A1 en 2018 o el SUV pequeño similar al Ateca en 2017.
Por lo que, a no ser que se produzcan más coches, habrá un déficit de horas de trabajo. Desde Seat, no se prevén contrataciones en los próximos meses "salvo en algún momento puntual". Aunque, en lo que va de año, ya han incorporado 160 trabajadores que estaban subcontratados. La flexibilización de la plantilla de Martorell durante la crisis y las buenas ventas del León, usurpando el primer puesto al Ibiza (menos rentable), ha hecho que la travesía por el desierto en términos financieros de Seat viera su fin el año pasado con beneficios de 6 millones por primera vez desde 2008, frente a las pérdidas de 65 millones de 2014. Todo, a pesar de tener un resultado de explotación negativo de 7,3 millones.