Transportes y Turismo

Francia colapsa el tráfico aéreo europeo en pleno verano y castiga a miles de viajeros en España

Aviones de aerolíneas asiáticas en el aeropuerto de Barcelona-El Prat./ Foto: Europa Press

La huelga intermitente de los controladores aéreos de Francia volvió a saldarse el pasado fin de semana con un colapso del tráfico aéreo europeo que afectó especialmente a España, el segundo país más perjudicado solo por detrás del propio territorio galo. Según datos de Eurocontrol, durante el pasado jueves 3 y viernes 4 de julio se produjeron más de 500.000 minutos de retraso —equivalente a un año completo— y se cancelaron más de 1.500 vuelos en Europa, impactando a más de 300.000 pasajeros.

En España, uno de cada tres vuelos con salida o llegada a sus aeropuertos se vieron afectados por las protestas la pasada semana. En total, casi 2.000 vuelos sufrieron demoras derivadas del paro francés. El jueves 3 de julio, el 31% del total de vuelos operados en España, 1.082, registraron un retraso medio de 49 minutos. Al día siguiente, el impacto alcanzó a 873 vuelos (23%), con una demora media de 33 minutos por operación, según cifras aportadas por la Asociación de Líneas Aéreas (ALA).

El problema, sin embargo, no es nuevo. El servicio de los controladores aéreos de Francia presenta un historial de conflictividad laboral recurrente y una de las peores eficiencias operativas del continente. Las huelgas se repiten cada verano, a menudo con poca antelación, y sin mecanismos eficaces para mitigar su impacto fuera de Francia.

Eurocontrol ha alertado durante meses del deterioro de la puntualidad aérea en el espacio aéreo francés. En su último informe mensual, correspondiente a mayo de 2025, ya destacaba que Francia generó 26.008 retrasos imputables a su servicio de control aéreo, afectando a 4,7 millones de pasajeros, muy por delante de España, que sumó 16.667 retrasos y 3 millones de pasajeros afectados. La situación no ha mejorado desde entonces.

La magnitud del problema ha crecido con la recuperación del tráfico aéreo tras la pandemia. Eurocontrol estima que el número de vuelos este verano superará en algunos días los niveles de 2019, con más de 34.000 movimientos diarios. En consecuencia, los paros intermitentes en Francia amenazan con convertir cada jornada en una crisis paneuropea.

Las aerolíneas piden la intervención de Bruselas

La aerolínea Ryanair ha sido la más dura en sus críticas y directamente ha pedido la dimisión de Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, por su inacción ante lo que califica de "huelgas recreativas". La compañía irlandesa estima que solo en los días 3 y 4 de julio se vio obligada a cancelar 400 vuelos, lo que afectó a más de 70.000 pasajeros, el 90% de los cuales eran sobrevuelos que, asegura, podrían haberse operado si se hubieran protegido legalmente.

Michael O'Leary, consejero delegado de Ryanair, envió una carta abierta a Von der Leyen acusándola de "fracasar sistemáticamente en su obligación de proteger el mercado único del transporte aéreo". Según el directivo, "no se permite que huelgas cierren autopistas o rutas ferroviarias, pero cada verano se acepta que los cielos europeos se colapsen por el paro de un pequeño grupo de controladores franceses".

La compañía también reclama medidas estructurales para reforzar la dotación de personal en los servicios de navegación aérea y un rediseño del espacio aéreo europeo que evite su excesiva dependencia de ciertos nodos críticos como el francés. "Llevamos años pidiendo una reforma del sistema de control aéreo en Europa y no se ha avanzado ni un milímetro", denunció O'Leary, quien acusó a la Comisión de no tener voluntad política para enfrentarse a un sistema monopolístico que "ni responde ni mejora".

Se duplican las demoras en un mes

En paralelo, el resto de aerolíneas llevan años reclamando una reforma integral del sistema europeo de navegación aérea a través de las asociaciones sectoriales. La alianza de las aerolíneas europeas, Airlines for Europe (A4E), denunció que el paro del pasado fin de semana "ha paralizado innecesariamente los cielos europeos" y criticó la debilidad estructural del control aéreo en Francia, país que acumula algunos de los peores registros de puntualidad en el continente.

Según A4E, las demoras de los vuelos en el espacio aéreo francés se duplicaron en julio (+115%) respecto al mismo mes del año anterior por falta de capacidad. La organización urge a establecer mecanismos legales que eviten la repetición de estos bloqueos, como la notificación con 21 días de antelación de las huelgas, la obligatoriedad de arbitraje previo y la protección de los sobrevuelos.

Ourania Georgoutsakou, directora general de A4E, calificó el paro de "intolerable" y señaló que la acción de "una minoría de controladores franceses" ha trastocado los planes vacacionales de miles de europeos. "Se habla mucho de derechos de los pasajeros, pero se ignora el más básico: poder llegar a destino", denunció.

España pide defender los sobrevuelos

Desde España, el presidente de la patronal de las aerolíneas ALA, Javier Gándara, pidió al Gobierno y a la Comisión Europea que exijan a Francia servicios mínimos que garanticen la continuidad de los sobrevuelos —aviones que sobrevuelan el espacio aéreo francés aunque vayan a otros países—durante las huelgas, como ya ocurre en países como Italia, Grecia o la propia España.

"Los ciudadanos no pueden ser rehenes de los paros en Francia. Es urgente proteger los vuelos que atraviesan su espacio aéreo para evitar cancelaciones, retrasos y más emisiones", indicó. Gándara recordó que el turismo, que representa el 13% del PIB español, se apoya de forma mayoritaria en el transporte aéreo, ya que el 85% de los turistas internacionales llegan por avión. "Estos bloqueos suponen un agravio para el sector aéreo y para la economía en general", afirmó.

Las aerolíneas coinciden en señalar que este tipo de huelgas no solo perjudican a los vuelos en origen y destino en Francia, sino a toda la red europea. En consecuencia, insisten en que se avance en la implementación del Cielo Único Europeo, una reforma pendiente desde hace más de una década que permitiría una gestión más integrada y eficiente del tráfico aéreo continental.

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