Especial Empresa Global
La progresiva relocalización del epicentro de las finanzas mundiales hacia Asia y Oriente Medio está convirtiendo a España en un punto estratégico para el transporte y la logística. En ese contexto, las empresas españolas de ambos sectores siguen acumulando experiencia y adaptando sus operaciones a un mundo cada vez más competitivo y cambiante, donde la descarbonización de la economía ha pasado a un segundo plano en favor de la optimización de los recursos y servicios, cada vez más orientados al viajero o cliente final.
Con una ingeniería, constructoras y obras públicas cada vez más reconocidas en todo el mundo, las compañías han volcado sus esfuerzos de internacionalización en las concesiones, que garantizan un flujo estable de ingresos con seguridad jurídica.
Las grandes empresas de autobuses son el principal ejemplo, con Alsa liderando el negocio de su matriz, Mobico, y creciendo con nuevos contratos en Europa, Arabia Saudí y el norte de África, donde se hizo recientemente con el control total de su filial en Rabat, Marruecos, país donde ya es el primer operador de transporte urbano. Otras como Vectalia o Grupo Ruiz continúan progresando y elevando el ritmo de actividad en el país africano. Avanza siguen trabajando en busca de contratos en países vecinos como Portugal o Francia; mientras la catalana Moventis arrancó a mediados del pasado año la operación de los servicios interurbanos de buena parte de Arabia Saudí.
Las carroceras nacionales siguen llenando sus fábricas de pedidos de autobuses para todo el mundo, mientras empresas como Solaris, con sede en Polonia pero controlada por la vasca CAF, no deja de encadenar pedidos multimillonarios para ciudades de Alemania, Italia, Bélgica o Suecia. Los aranceles tampoco frenan sus expectativas y mantiene su plan para levantar su propia planta en Estados Unidos el próximo año, 2026.
Precisamente CAF ha sido uno de los actores más activos en cuanto a internacionalización del sector del transporte en los últimos tiempos. En los últimos meses ha elevado su cartera de pedidos hasta una cifra récord superior a los 15.000 millones e invertirá 50 millones en sus fábricas en Francia para aumentar la capacidad productiva. Sus encargos de trenes y tranvías alcanzan a países como Francia, Colombia, Chile, Italia, Canadá; y en paralelo aumentará su negocio de mantenimiento con nuevos contratos en Reino Unido.
Su rival español, Talgo, que vive un momento sensible por el cambio de su accionista de control, espera cerrar este año dos de sus contratos más ambiciosos: un pedido de más de 60 trenes para la alemana Flix y la ampliación de la flota del Haramain, el tren de alta velocidad de Arabia Saudí. Otro actor relevante en el mercado nacional es la suiza Stadler, cuya planta de Valencia se está encargando de fabricar más de 500 tranvías para Alemania; locomotoras para Lituania y Nueva Zelanda o coches de viajeros para el metro de Lisboa. La gala Alstom, en su planta de Barcelona, ultima la entrega de tranvías y trenes regionales para Luxemburgo, Alemania o Marruecos.
En cuanto a la operación ferroviaria, Renfe parece haber paralizado sus planes de internacionalización al frenar la puesta en marcha de la nueva ruta Barcelona-Toulouse, replantear sus operaciones en Francia y no ver avances en la homologación de los trenes Avril adquiridos a Talgo con los que pretendía llegar a París. La vuelta de Trump a la Casa Blanca también parece haber condenado, al menos por otros cuatro años, el tren de alta velocidad de Texas (EEUU), en el que participaba. En cambio, el nuevo tren rápido de Canadá tendrá sello español: Alto, el consorcio que desarrolla esta ruta entre Toronto y Quebéc, fichó a María Luisa Domínguez, expresidenta de Adif, como directora de Gestión del proyecto.
Ejemplo del talento profesional español es la sucesión de encargos que ha recibido la ingeniería pública Ineco para ejecutar proyectos puestos en marcha por países extranjeros. Es el caso de Marruecos, donde logró tres contratos a lo largo del año, incluido el diseño de una línea ferroviaria y la ampliación del aeropuerto de Casablanca; Chile, donde estudiará la implementación de un tren rápido entre Valparaíso y Santiago; o Australia, donde asesorará para la puesta en marcha de una infraestructura similar entre Sidney y Newcastle.
Pero si hay un sector donde las empresas españolas tienen un reconocimiento creciente, ese es la aviación. Prueba de ello es la apuesta del Estado por expandir las operaciones del gestor del espacio aéreo español, Enaire, quien desde enero tiene una nueva filial funcionando, Enaire Global Services, destinada a operar en el mercado internacional no regulado de la navegación aérea.
En el ámbito aeroportuario, la compañía semipública que gestiona estas instalaciones, Aena, no cesa en su empeño por internacionalizar su actividad y que alcance el 15% de su Ebitda. Para ello ha confiado su futuro a Brasil, país donde invertirá más de 800 millones de euros en reformas en los 17 aeropuertos que empezó a gestionar en 2020, entre los que se encuentra el de Congonhas-Sao Paulo, el segundo del país. Pero puede que no se quede ahí: la compañía ya está mirando la posibilidad de hacerse con otros 20 activos aeroportuarios en Latinoamérica, 17 de ellos en territorio brasileño y otros tres en Quito (Ecuador), Costa Rica y Curazao.
No se queda ahí. El Gobierno Británico ha dado luz verde a la ampliación del aeródromo de Londres-Luton, cuya gestión mayoritaria (51%) está en manos de la compañía española y que ya se ha postulado para ejecutar las obras que permitan ampliar su capacidad de tránsito, pasando de 19 a 31 millones de pasajeros anuales.
Sin salirnos del sector, las aerolíneas nacionales prosiguen con sus planes para crecer en los mercados europeo y transatlántico. Es el caso del grupo hispanobritánico IAG, dueño de las aerolíneas Iberia, Vueling o Level, que acumulan años de crecimiento sostenido a base de romper sus propios récords de operaciones. La matriz logró en 2024 su mejor resultado histórico (2.732 millones) y en el primer trimestre de 2025 logró mejores cifras que sus homólogos Lufthansa o Air France-KLM.
También Air Europa ha previsto reforzar sus conexiones con Latinoamérica y Oriente Medio gracias a la llegada de nuevos aviones, como ha hecho recientemente con la apertura de la ruta a Estambul (Turquía). En la misma línea, la asturiana Volotea prosigue con la expansión de su mapa de rutas al continente europeo.
España también se ha convertido en el país preferente para las aerolíneas europeas, con importantes aumentos de la oferta hacia y desde el país de Ryanair, easyJet o las aerolíneas norteamericanas y chinas. La consolidación del país como hub continental para el tránsito de mercancías también está potenciando a aeródromos como Vitoria o Zaragoza de la mano de las grandes firmas de retail, como Inditex.
Otro negocio que está en plena transformación gracias a los capitales extranjeros es el marítimo y portuario, con compañías como la suiza MSC levantando una terminal de cruceros en Barcelona o arrancando los trámites para hacer lo propio con la de contenedores en Valencia. Además, en febrero pactó la entrada en el accionariado de la filial de remolcadores de la naviera valenciana Boluda Corporación Marítima.
Este acuerdo contempla la cesión del 49% del capital a cambio de la integración de su subsidiaria MedTug, lo que aportará 180 remolcadores y elevará la flota total a 800 unidades operando en 198 puertos, además de incluir una inversión de 600 millones de euros en renovar flota y adquirir nuevas compañías, con el objetivo de consolidarse como líder mundial en remolque portuario.
En el mismo sector, el grupo cántabro Pérez y Cía fusionó el pasado año sus operaciones logísticas con la compañía valenciana Martico Refeer para aumentar sus tráficos internacionales y su presencia en los puertos de buena parte del mundo, a lo que se suman adquisiciones de pequeñas empresas portuarias en España con vistas a mejorar el tránsito de cargas y el remolque de barcos.
Otro de los históricos del sector, el grupo Bergé vendió en febrero el 51% de su negocio portuario a AP Moller Capital, brazo inversor del propietario de Maersk, para crear una sociedad conjunta con el objetivo de reforzar su presencia en el tráfico de contenedores en el sur de Europa y Latinoamérica. La operación incluye inversiones significativas y prevé crecer tanto de forma orgánica como mediante adquisiciones. La alianza busca posicionarse frente a gigantes del sector como MSC y Cosco, combinando la experiencia local de Bergé con los recursos y activos logísticos de AP Moller.
En el transporte de pasajeros por mar, la alicantina Baleària amplió su presencia en el Estrecho de Gibraltar con la concesión de una nueva ruta entre Tarifa (Cádiz) y Tánger ciudad, en la que además ha incorporado un segundo ferry para incrementar sus frecuencias. La compañía presidida por Adolfo Utor tiene previsto en su hoja de ruta seguir creciendo en Argelia y abrir la ruta entre la República Dominicana y Puerto Rico.
En el sector logístico, el movimiento de mayor calado del último año fue la fusión entre la germana DHL y la portuguesa CTT Express para unificar sus operaciones de paquetería en España y Portugal y ampliar el negocio en ambos países. Con una red combinada de más de 300 almacenes, 22 hubs y 20.000 puntos de conveniencia, la alianza busca optimizar la logística en la Península Ibérica y aprovechar el crecimiento del comercio electrónico, hasta alcanzar una facturación de 1.000 millones de euros anuales y mover 1,2 millones de paquetes al día.
Ontime, otro de los grandes actores de la logística nacional, tiene en marcha un ambicioso plan de expansión por Europa que incluye alianzas con pequeñas empresas de Centroeuropa. Para avanzar en ello, ha previsto una inversión de más de 325 millones de euros hasta 2027, centrada en el desarrollo de superficies especializadas en la logística del frío y farmacéutica.
