
Según los últimos datos del Instituto Costarricense de Turismo (ICT), Costa Rica recibió 2,6 millones de turistas internacionales a lo largo de 2024. Una cifra casi un 17% superior a la de 2023 y que confirma, por un lado, la recuperación total tras la pandemia de la COVID-19 y, por otro lado, la consolidación del país caribeño como uno de los destinos más demandados de la región llegando a competir con otros históricos como Cuba y República Dominicana.
Más allá, Costa Rica lleva años demostrando que el desarrollo económico no tiene por qué ser incompatible con la protección ambiental; y es que se trata de uno de los países 'verdes' y sostenibles más en auge a nivel mundial. En este contexto, el turismo se ha afianzado como uno de los pilares fundamentales del crecimiento costarricense, y su impacto en el PIB nacional es hoy más relevante que nunca.
Sin embargo, los próximos desafíos económicos costarricense pasan por mantener la sostenibilidad del turismo y no dejarse llevar hasta el peligro que acecha en tantos destinos turísticos: la masificación. Un proceso en el que ya acompaña al país el Sistema Integrado Centroamericano de Calidad y Sostenibilidad (SICCS), para buscar elevar el estándar regional en términos de buenas prácticas y competitividad.
De la misma manera, el plan de Turismo de Costa Rica, en vigor hasta 2027, pretende mantener el turismo como el principal motor económico del país y convertirlo en "el sector líder de la economía nacional, que ofrece oportunidades de crecimiento y mejoramiento de vida a las personas, que valora, aprovecha y potencia de manera responsable los recursos naturales, culturales y humanos de cada sector del país."
Turismo en auge: cifras récord en 2024
Los 2,4 millones de turistas que llegaron a Costa Rica en 2023 reflejaron el principio del triunfo del modelo turístico que el país lleva años desarrollando. Un modelo creciente que en 2024 se tradujo en máximos de 2,6 millones de turistas (aunque las previsiones estimaban un mayor acercamiento a los 3 millones), unos datos un casi un 20% superiores a los del 2019, lo indica también una exitosa recuperación postpandémica
Para el ministro de Turismo de Costa Rica, William Rodríguez, "estos datos positivos e históricos superan los indicadores turísticos que el país tenía antes de la pandemia, previo a la recuperación mundial" ya que "en 2019 por la vía aérea nos visitaron 2 418 300" pero "cerramos 2023 con casi 53 mil turistas más". Para Rodríguez el resultado ha sido "el fruto de la correcta y oportuna promoción del destino en nuestros principales mercados emisores de turistas, de las gestiones permanentes para recuperar la conectividad aérea del país con esos mercados y del notable esfuerzo conjunto entre el sector público y privado para ofrecer experiencias únicas y una hospitalidad excepcional".
En este sentido es Estados Unidos el país que más turistas aporta a Costa Rica, durante 2023 más de la mitad, 1,4 millones, seguido de otros mercados como norteamericanos como Canadá (243.000 visitantes) y México (82.000) según el ICT. Aunque, cada vez más, el país caribeño acoge turistas europeos, sobre todo de Francia, Alemania y Países Bajos.
Destino de naturaleza, aventura y playa
La estrategia institucional para elevar a Costa Rica a los primeros puestos del turismo de América Latina se ha basados en tres piezas fundamentales para el gobierno nacional: la sostenibilidad, la calidad del servicio y la diversificación de mercados. En muchas ocasiones, ha sido comparado con los 'reyes' de las políticas medioambientales, países como Suecia o Noruega, aunque el apodo que le corresponde es la 'Finlandia de América Central'.
Las opciones de turismo en el país caribeño son casi infinitas, aunque el foco está puesto como destino de viaje de naturaleza; también se ha posicionado como destino ideal para distintos nichos como el turismo de aventura. La sólida oferta de Costa Rica se equilibra además con infraestructuras del sector que permiten cubrir un amplio público de visitantes, desde hostales y campings en la selva hasta grades complejos hoteleros.
"Una actividad inclusiva", la del turismo como ya especifica el Plan de Turismo 2022-2027, "resiliente y que generará encadenamientos, servicios innovadores, seguros y de alta calidad para los turistas nacionales e internacionales, que les permita conectar con la esencia costarricense, sus riquezas, valores y con la sociedad valiosa que hemos construido entre todos."
En este sentido, Costa Rica ha sabido capitalizar tendencias globales. En un mundo cada vez más consciente del cambio climático y el impacto de la actividad humana sobre el medio ambiente, el país ofrece un producto turístico alineado con los valores de las nuevas generaciones de viajeros: autenticidad, sostenibilidad, cultura y responsabilidad social. Todo sumado ha generado una reputación internacional positiva y una ciudadanía cada vez más consciente del valor de su patrimonio natural.

Con todo, esta percepción no solo ha sido posible gracias a sus decisiones turísticas y leyes 'verdes' sino también a una estabilidad política y económica con una democracia consolidada y grandes inversiones nacionales en salud, educación y seguridad, que se refleja en la confianza de los viajeros frente a la cautela con otros países de la región.
Auge en la competencia caribeña
En comparación con los demás destinos populares de la región, Costa Rica lleva décadas apostando por un modelo de turismo basado en la sostenibilidad con políticas alineadas como por ejemplo mantener más del 25% del territorio protegido bajo alguna categoría de conservación, no en vano, el país americano guarda entre sus fronteras el 5% de la biodiversidad del planeta. De la misma manera, Costa Rica utiliza un sistema de Certificación Para la Sostenibilidad Turística, desarrollado por el ICT, que evalúa aspectos como el uso racional de los recursos naturales, el respeto a las comunidades locales y el impacto ambiental de las operaciones, con el objetivo de contar en 2027 con "planes de gestión de destinos turísticos" en el 200% de los Centros de Desarrollo Turísticos del país.
Así es como dentro del competitivo panorama del turismo centroamericano, Costa Rica destaca como un líder natural. Si bien otros países de la región como Guatemala, República Dominicana y Panamá también muestran cifras en ascenso, el posicionamiento de Costa Rica como marca país tiene una ventaja diferencial basada en su imagen de nación verde.
Por su parte, la explicación a la cantidad de turistas estadounidenses que viajan a Costa Rica está en la cercanía y en la casi veintena conexiones aéreas que unen ambos países: a San José existen rutas desde San Francisco, Los Ángeles, Nueva York, Boston y Washington, entre otras.
Además, el país caribeño ha diversificado su conectividad aérea, facilitando la llegada de vuelos directos desde múltiples ciudades del mundo, incluidas algunas capitales europeas como Madrid, Londres, París o Ámsterdam. Con Sudamérica también guardada hasta 6 rutas que unen la capital con Sao Paulo, Lima, Guayaquil, Quito, Medellín y Bogotá.
Crecimiento en la aportación al PIB
A día de hoy el turismo representa un aporte directo del 6,3% al PIB costarricense. Sin embargo, cuando se incluyen efectos indirectos, como puede ser el empleo en transporte, gastronomía, servicios y comercio, la cifra asciende casi dos puntos porcentuales hasta alcanzar el 8,2%. En términos de generación de divisas, el turismo supera incluso a las exportaciones de productos tradicionales como el café, la piña o el banano, históricamente considerados pilares del comercio costarricense.
No obstante, las exportaciones de bienes y servicios siguen siendo fundamental para el sostén de una economía abierta y diversificada que, a pesar de todo, mantiene una fuerte dependencia de las importaciones para satisfacer, sobre todo, las necesidades energéticas. Así, el país importa casi la totalidad de los combustibles fósiles que consume, un factor que presiona la balanza comercial, sobre todo en contextos de alza internacional del petróleo.
Además, se importan una amplia gama de productos industriales, alimentos procesados, maquinaria y tecnología que no se producen localmente, lo que mantiene a la economía expuesta a fluctuaciones cambiarias y a condiciones externas, de mercados principalmente de Estados Unidos, México, Brasil, China y Guatemala.
Sin embargo, el déficit comercial estructural y la volatilidad de los mercados globales exigen políticas que fortalezcan la producción nacional, que diversifique los socios comerciales y promuevan mayor valor agregado a las exportaciones. De la misma manera, el sector servicios, especialmente el sector empresarial y de tecnología de la información, ha experimentado un notable crecimiento. Según datos del Banco Central de Costa Rica (BCCR), en 2024 los servicios representaron cerca del 40% del total de exportaciones, destacando el turismo, los centros de servicios compartidos y los desarrollos tecnológicos.