
En el corazón de Madrid, la M-30, ha dado un paso decisivo hacia el futuro con la incorporación de un sistema revolucionario de detección automática de accidentes. Este avance, denominado Dai-Dai, combina inteligencia artificial y algoritmos de aprendizaje automático para identificar incidentes en tiempo real. Desde vehículos parados hasta obstáculos inesperados o peatones en zonas no autorizadas, el sistema analiza minuciosamente cambios a nivel de píxeles en las imágenes captadas por las 1.850 cámaras distribuidas a lo largo de la circunvalación.
Dulce Rodríguez, ingeniera industrial de Madrid Calle 30, explica que este sistema no solo detecta los incidentes, sino que activa alarmas que los operadores pueden validar rápidamente para desplegar una respuesta inmediata. "Dai-Dai nos permite confirmar un incidente y, en cuestión de segundos, activar protocolos que garantizan la seguridad de los usuarios. Esto optimiza los tiempos de reacción y reduce significativamente el impacto del tráfico", asegura Rodríguez. Financiado en parte por los fondos europeos Next Generation, este proyecto refuerza el compromiso de la capital con la innovación y la seguridad vial convirtiéndose en la inversión más elevada hasta el momento realizada por la entidad.
Para dar respuesta a las posibles incidencias Madrid calle 30 cuenta con una flota de 100 vehículos y un equipo de 400 profesionales, la capacidad de respuesta ante incidentes es destacable: los agentes llegan al lugar de cualquier incidente en un tiempo promedio de cinco minutos y medio, resolviendo el problema en 17 minutos.
Historia
En 2024, Madrid Calle 30, S.A., la sociedad mixta encargada de gestionar la circunvalación más emblemática de la capital española, celebra un doble aniversario: medio siglo desde la inauguración de sus primeros tramos y 20 años desde la transferencia de la titularidad de la M-30 al Ayuntamiento de Madrid. Este hito marca un momento crucial para reflexionar sobre el impacto de esta infraestructura estratégica, que no solo ha redefinido la movilidad en la ciudad, sino que también ha contribuido significativamente a su desarrollo urbano y sostenible.
La M-30, comenzó su andadura el 11 de noviembre de 1974 con la apertura de los primeros tramos entre el puente de Segovia y la autopista de Barajas. Desde entonces, esta vía ha sido testigo y protagonista de la transformación de la ciudad. Su cesión al Ayuntamiento de Madrid en 2004 permitió una gestión más directa, y en 2026, se convertirá en una empresa 100% pública, tras la adquisición del 20% aún en manos privadas.
La M-30 es mucho más que una carretera de circunvalación. Con una red de túneles que alcanza los 32 kilómetros, es la más extensa de Europa y la segunda del mundo. Su longitud total, considerando carriles y enlaces, equivale a 500 kilómetros, con un tercio del trazado bajo tierra. Esta obra de ingeniería destaca no solo por su magnitud, sino por su capacidad de superar barreras físicas entre barrios, mejorar la conectividad y potenciar el desarrollo urbano.
De hecho, los túneles de la M-30 han sido recientemente incluidos entre los 50 más icónicos del mundo por la International Tunneling and Underground Space Association, un reconocimiento que refuerza su relevancia internacional.
La M-30 es la arteria vial más transitada de España. Cada día, más de 1,2 millones de vehículos circulan por ella, acumulando 486 millones de usuarios al año. Desde que concluyó el soterramiento en 2007, 7.000 millones de vehículos han transitado por esta infraestructura. Alrededor del 35% de estos trayectos se realizan en su tramo subterráneo.
Esta intensidad de tráfico refleja no solo su papel central en la movilidad urbana, sino también su importancia estratégica para evitar el colapso de la almendra central de Madrid. Sin la M-30, los tiempos de desplazamiento se dispararían, la productividad laboral se vería afectada y los índices de siniestralidad aumentarían significativamente.
El centro de control
El epicentro de estas operaciones es el centro de control de Madrid Calle 30, una instalación que opera de forma ininterrumpida, los 365 días del año. Allí, equipos formados por cinco personas supervisan cada detalle de la infraestructura: tres operadores, un supervisor y un responsable de comunicaciones. Además, la instalación cuenta con un centro de respaldo ubicado en la calle Albarracín, diseñado para garantizar la continuidad operativa ante cualquier eventualidad.
"El centro de control no solo monitorea el tráfico, también gestiona cada uno de los sistemas que hacen posible la movilidad segura", detalla Rodríguez. Entre ellos se encuentran la plataforma de gestión Sidera, que permite controlar a distancia elementos clave como la ventilación, el alumbrado y la señalización. "Con esta herramienta podemos gestionar todo desde una única interfaz, algo que ha revolucionado nuestra capacidad de respuesta", añade.
Cuando ocurre un incidente, cada segundo cuenta. El centro de control de Madrid Calle 30 aplica un riguroso protocolo que abarca desde la detección inicial hasta la resolución completa del problema. "El sistema Dai-Dai lanza una alerta que es validada por el operador, quien activa medidas como el refuerzo del alumbrado o la señalización de carriles afectados", describe Rodríguez. En los casos más graves, como incendios o colisiones múltiples, el centro coordina con el sistema integrado de seguridad CISEM para movilizar bomberos, SAMUR y policía.
"Si el centro principal se ve comprometido, el centro de respaldo puede asumir el control de todas las operaciones, asegurando así que la M-30 nunca quede desatendida", explica la ingeniera.
Impacto y sostenibilidad
El soterramiento de la M-30, completado en 2007, no solo mejoró la movilidad, sino que también transformó profundamente el entorno urbano de Madrid. Proyectos como Madrid Río, con sus extensas áreas verdes, han sustituido al asfalto, ofreciendo a los ciudadanos un espacio para el ocio y la recreación. "El cambio ha sido radical. Donde antes había tráfico y ruido, ahora hay tranquilidad y calidad de vida", señala Rodríguez.
La sostenibilidad también ocupa un lugar central en la gestión de la infraestructura. "El sistema de ventilación filtra el aire contaminado antes de liberarlo al exterior, contribuyendo a reducir la huella de carbono de la ciudad", destaca. Estas iniciativas, junto con la modernización del alumbrado y otros proyectos verdes, consolidan a Madrid Calle 30 como un referente de innovación urbana.
El próximo gran reto de la M-30 es la integración de sistemas predictivos que permitan anticipar problemas antes de que ocurran. "Con patrones históricos y datos en tiempo real, podemos identificar situaciones anómalas que podrían derivar en incidencias, como congestiones inusuales que podrían ser señal de un accidente o un vehículo averiado", explica Rodríguez.
Aunque la tecnología avanza rápidamente, Rodríguez subraya que siempre habrá un componente humano en la gestión de esta infraestructura. "La automatización es una herramienta, pero la supervisión y la toma de decisiones seguirán siendo responsabilidad de operadores capacitados", asegura.
Proyectos en Desarrollo
Madrid Calle 30 continúa siendo un agente clave en la planificación urbana de la capital. Entre los proyectos más destacados está el soterramiento de la A-5, que conectará la Casa de Campo con Madrid Río a través de un bulevar verde, eliminando la brecha entre barrios. Este proyecto, con un presupuesto de 405 millones de euros, contempla carriles bus-VAO y mejorará la accesibilidad y la sostenibilidad del área.
Otro proyecto crucial es el cubrimiento de la M-30 en Ventas, que unirá los distritos de Salamanca y Ciudad Lineal con 17.000 metros cuadrados de nuevas zonas verdes. También se trabaja en el soterramiento del tramo final de la Castellana, que creará una plataforma peatonal frente a las torres del Paseo de la Castellana, mejorando los itinerarios ciclistas y peatonales.