
La logística se convierte en un salvavidas esencial durante situaciones de emergencia. En España, eventos como la tormenta Filomena, el volcán de La Palma o, más recientemente, la DANA que afectó gravemente a la Comunidad Valenciana, han puesto a prueba la capacidad de las empresas logísticas para garantizar el abastecimiento en condiciones extremas.
En situaciones de desastres naturales, resulta esencial disponer de protocolos eficientes que garanticen una respuesta rápida y efectiva. UPS aborda estos escenarios con un enfoque centrado en la protección de sus empleados y en el apoyo a las comunidades en las que opera.
Desde el punto de vista operativo, la empresa establece como prioridad la seguridad de su equipo, asegurándose de no poner a nadie en riesgo. Ante una alerta roja, suspende de inmediato todas las operaciones de recogida y entrega, reanudándolas únicamente cuando el peligro ha pasado y siguiendo siempre las indicaciones de las autoridades. Además, el acceso a las zonas más afectadas se realiza solo cuando es seguro hacerlo.
A través de la Fundación UPS, se implementan acciones clave para afrontar situaciones de catástrofe. En primer lugar, la fundación coordina con organizaciones no gubernamentales y entidades gubernamentales para identificar necesidades urgentes como transporte, almacenamiento, suministro de artículos y apoyo económico. A partir de esta evaluación, se alinea con los equipos de operaciones de UPS para afrontar desafíos específicos, incluyendo carreteras bloqueadas, permisos necesarios, gestión de horarios de entrega y la disponibilidad reducida de personal.
Una vez definidas las capacidades internas y las necesidades prioritarias, UPS gestiona la entrega de ayuda en especie, la recepción de artículos en almacenes y otras labores esenciales. Asimismo, fomenta la participación activa de sus empleados a través de campañas de recolección de artículos necesarios y mediante su apoyo a ONG involucradas en las labores de socorro. Con este enfoque integral, UPS asegura una respuesta coordinada y efectiva, siempre priorizando la seguridad y el bienestar de todos los afectados.
El impacto de la DANA
La DANA que azotó la Comunidad Valenciana no solo dejó un rastro de devastación en hogares y negocios, sino que también golpeó duramente al sector logístico. La región, un importante centro de actividad económica en España, sufrió daños significativos en infraestructuras clave como el polígono de Ribarroja. Esta área, que es un pilar fundamental para la distribución de mercancías en toda España, quedó prácticamente inutilizable, afectando a empresas de todos los tamaños y sectores.
SEUR ilustró las dimensiones del problema. Dos de sus instalaciones en Valencia sufrieron daños directos, y uno de sus principales centros logísticos quedó inoperativo durante cinco días, incluyendo un fin de semana. Sin embargo, su estructura descentralizada permitió redistribuir las operaciones hacia otros tres centros en la región, evitando una interrupción total en el servicio. Este enfoque fue clave para minimizar el impacto en el flujo de mercancías esenciales, como alimentos y productos de higiene.
La capacidad de respuesta de las empresas logísticas en situaciones de emergencia depende en gran medida de su habilidad para adaptarse rápidamente. Uno de los primeros pasos adoptados por las empresas en Valencia fue la replanificación de rutas y la redistribución de mercancías a través de hubs alternativos. Esta estrategia no solo permitió garantizar el acceso a las zonas menos afectadas, sino también acercar los productos lo más posible a las áreas críticas mientras se rehabilitaban las infraestructuras dañadas.
Francisco Aranda, presidente de UNO Logística, explicó que en los primeros momentos tras la DANA se priorizó el abastecimiento de productos esenciales, como agua potable y alimentos básicos, en coordinación con las autoridades locales y la Unidad Militar de Emergencias (UME). La logística trabajó codo a codo con los equipos de emergencia, asegurándose de que las prioridades estuvieran claras y de que las mercancías llegaran a los puntos designados en el menor tiempo posible.
En una situación de emergencia, la logística no actúa en solitario. La colaboración con las administraciones públicas, organismos de emergencia y otras entidades es crucial para garantizar una respuesta efectiva. Uno de los retos más importantes durante la DANA fue la coordinación de información entre los diferentes actores. UNO Logística desempeñó un papel central como canalizador de datos, organizando y distribuyendo información crítica a las empresas del sector.
Además, el sector privado colaboró estrechamente con la UME, que proporcionó datos actualizados sobre las condiciones del terreno y las restricciones de acceso. Esta colaboración permitió a las empresas ajustar sus operaciones en tiempo real, reorientando rutas y movilizando recursos hacia las áreas prioritarias. SEUR, por ejemplo, utilizó esta información para decidir qué envíos debían ser retenidos y cuáles podían entregarse en las zonas afectadas tan pronto como las autoridades dieran luz verde.
Tecnología al servicio de la emergencia
En la última década, la logística ha experimentado una transformación digital que ha resultado esencial en la gestión de crisis. Herramientas como el Big Data, el análisis predictivo y los sistemas de optimización de rutas han permitido a las empresas reaccionar con mayor rapidez y eficacia ante interrupciones en la cadena de suministro. En el caso de la DANA, estas tecnologías facilitaron la identificación de rutas alternativas y la reubicación de mercancías en tiempo récord.
En el sector logístico español, que se encuentra a la vanguardia en el uso de estas herramientas, la digitalización se ha convertido en un pilar estratégico. Las empresas han implementado sistemas que les permiten monitorizar en tiempo real el estado de sus infraestructuras y redes de transporte, lo que resulta fundamental para anticiparse a problemas y minimizar los tiempos de respuesta. Según Aranda, "somos el tercer sector que más utiliza el Big Data en España, lo que nos da una ventaja competitiva en situaciones de emergencia".
Desafíos humanos y materiales
Más allá de las pérdidas materiales, como vehículos y maquinaria dañados o mercancías destruidas, las catástrofes también afectan directamente al personal de las empresas logísticas. En el caso de SEUR, varios empleados perdieron sus vehículos de trabajo debido a las inundaciones, y la empresa ha implementado un paquete de ayudas para facilitar su recuperación. Este tipo de medidas no solo demuestra un compromiso con el bienestar de los trabajadores, sino que también es esencial para garantizar la continuidad operativa.
Cada crisis es una oportunidad de aprendizaje para el sector logístico. Eventos como la DANA, el volcán de La Palma o la tormenta Filomena han llevado a las empresas a revisar y mejorar sus protocolos de actuación. En el caso de SEUR, por ejemplo, la experiencia acumulada ha resultado en la creación de planes de contingencia más robustos y en una mayor inversión en tecnologías de monitorización y predicción.
Sin embargo, el sector también enfrenta retos estructurales. La necesidad de infraestructuras más resilientes y de una planificación urbana que tenga en cuenta los efectos del cambio climático es cada vez más evidente. Las empresas logísticas han señalado que, sin un apoyo decidido de las administraciones para reforzar las infraestructuras críticas, será difícil garantizar la continuidad de los servicios en futuras emergencias.
La logística, al ser el "sistema circulatorio" de la economía, está en constante evolución para adaptarse a un entorno cada vez más impredecible. El uso de drones para entregar medicamentos en áreas inaccesibles, probado durante la crisis del volcán de La Palma, es un ejemplo de cómo la innovación tecnológica puede transformar la respuesta ante emergencias. Aunque aún enfrenta barreras regulatorias, esta tecnología tiene el potencial de revolucionar la logística en situaciones extremas.
Además, la implementación de tecnologías como el blockchain y la computación en la nube está permitiendo una mayor transparencia y eficiencia en la gestión de cadenas de suministro. Estas herramientas, combinadas con la experiencia acumulada en crisis anteriores, posicionan al sector logístico como un actor clave para garantizar la resiliencia de las comunidades frente a futuras catástrofes.
La logística ha demostrado ser un pilar indispensable en la gestión de emergencias, no solo por su capacidad para garantizar el abastecimiento de productos esenciales, sino también por su papel en la recuperación económica de las zonas afectadas. Sin embargo, el aumento de fenómenos extremos exige un enfoque más proactivo y colaborativo. Las empresas, las administraciones y la sociedad en general deben trabajar juntas para construir un sistema logístico más resiliente, capaz de enfrentar los retos del futuro con eficacia y humanidad. En palabras de Francisco Aranda, "el hecho de que haya logística es vida. Vida para las ciudades y para las comunidades autónomas".