
Gonzalo Pérez-Maura es desde hace un mes el nuevo consejero delegado de Pérez y Cía, una empresa marítima familiar fundada en 1853 que, tras dos siglos de expansión y crecimiento, ha logrado estar presente en cuatro continentes y 15 países con más de 1.300 empleados. Forma parte de la sexta generación de la familia fundadora y llega al cargo tras un lustro pilotando la transformación de la compañía. En este tiempo, el grupo ha crecido hacia siete países, multiplicado por tres su plantilla y duplicado sus ventas: en 2023 facturó 318 millones de euros y registró un Ebitda de 44 millones.
P: ¿Qué supone asumir este cargo?
R: Lo principal es ser capaz de asumir el reto. Lo hago con mucha ilusión, ganas y muy agradecido por la gente que ha confiado en mí, tanto desde el punto de vista ejecutivo como del familiar, ya que hay que reunir todos los ingredientes para postularse y ejercer este cargo. Hay una parte muy importante de orgullo, de conseguir una transición familiar.
P: ¿Qué espera aportar a la compañía?
R: Pérez y Cía celebró su 170º aniversario el año pasado y ha cambiado más en los últimos diez que en los primeros 160. Eso es producto del cambio de dirección que hicimos hace cinco años y en la forma de ver las cosas. Lo principal es que o innovas o acabas en la cola. Dar paso a la sexta generación está asociado a la innovación a lo largo de su historia. Tengo dicho en mi casa que hay que ir más adelante, innovar, tomar riesgos, acotarlos y transformar. Mi objetivo es seguir con esa tendencia manteniendo los valores y haciendo prosperar el negocio. Anclarse en el pasado es una decisión errónea.
P: ¿Cómo ha sido su paso por la empresa hasta llegar a dirigirla?
R: Entré en 2019 con el nuevo equipo. Era un año de crisis en el sector marítimo, porque veníamos de un período de más de diez años con fletes a la baja. Pero teníamos un equipo que conocía muy bien su posicionamiento, y ahí vimos una oportunidad, tomando ciertos riesgos acotados para invertir en puntos clave y diversificar la actividad. Hicimos un posicionamiento clave en 2019 y 2020. Nadie previó la pandemia, pero recogimos los frutos en 2021 y 2022, aunque sabíamos que no podía durar. Tampoco pensábamos que los fletes iban a decrecer tan rápido en 2023 y 2024, pero vemos que nuestro crecimiento ha sido sostenido. Ese es nuestro mayor orgullo.
P: ¿Cuál fue la clave de ese éxito?
R: Diversificar y entrar en segmentos de alto valor añadido. La naviera entró en lugares con complejidad logística como el Caribe. También en Barcelona Depot, con el lavado de isotanques, que es un producto complejo al tener un componente químico. Compramos Martrans, cuyas cargas congeladas tienen unos tiempos de tránsito mucho más reducidos. Y la entrada en Britoil es importante al dar soporte a la transición energética. También participamos en chartering de barcos y organizamos la logística para parques eólicos marinos. Son sectores no cíclicos que nos permiten restar dependencia del contenedor.
P: ¿Qué previsiones manejan para este año?
R: Venimos con una tendencia a la baja en exportación. El conflicto del mar Rojo ha reorganizado las rutas y ha posicionado a España como la puerta del Mediterráneo, algo que puede tener un cambio sustancial en las previsiones. Enero y febrero han sido meses muy malos por el decalaje de los barcos, pero puede cambiar sustancialmente. Está llegando más volumen de carga de transbordo y se han saturado varios puertos. Con los conflictos geopolíticos nadie acierta ni sabe qué va a pasar.
P: ¿Y de cara al futuro?
R: La especialización y la transición energética son claves. Va a haber sobrecapacidad en containers. Hay pocos jugadores que pelean por la cuota de mercado, por lo que serán años de fletes bajos. Lo único que puede cambiarlo es la retirada de barcos debido a la transición energética.

P: ¿Cómo afectan las nuevas normas de emisiones (ETS)?
R: Es un tema al que se le presta poca atención y le preocupa al sector. Sobre todo afectará a la carga de transbordo, algo que en España es muy importante. Nosotros nos posicionamos en Marruecos el año pasado porque es un mercado clave y necesitábamos poner remedio al hecho de que estas cargas se estén llevando de Algeciras a Tánger.
P: ¿Van a crecer en Marruecos?
R: Estamos en Tánger, Casablanca y Agadir, y tenemos previsto abrir en más puertos, porque están haciendo muchas inversiones y apostando por la transición energética.
P: ¿Su entrada en Britoil está vinculada a la transición energética?
R: La eólica marina es un tema de vital importancia para nosotros. Hemos formado parte de la eólica onshore desde el principio, y lo que pasaba ahí hace 25 años es lo que pasa ahora en la offshore. Creemos que es una solución a largo plazo y queremos participar. Ha tenido un problema de inflación de costes que se tendrá que regularizar y hay que definir la legislación.
P: ¿Hay negocio en la energía?
R: Queremos posicionarnos y ser una empresa de energía. Hoy en petróleo y gas, y mañana en la eólica offshore. El tipo de barcos que hemos ido adquiriendo va buscando esa transición. Para este mercado necesitas un conocimiento que tardaríamos en desarrollar, pero que sí lo tenía Britoil, que es una buena herramienta para posicionarnos en la transición energética.
P: ¿Tienen previsto crecer en otros segmentos?
R: Estamos trabajando en la parte de suministro en España para dar soluciones al metanol, porque están llegando buques pero no hay forma de suministrarlos, y si no se hace aquí, se hará en otro lado. Estamos en proyectos de desarrollo y buscando soluciones, tratando de aportar valor al armador, pero es un tema complejo porque no hay una estructura legal ni incentivos a los armadores.