
Marruecos se deja querer por las empresas europeas tras lanzar la convocatoria para adquirir 168 nuevos trenes y desarrollar una industria ferroviaria local. Al interés confirmado de la constructora española Talgo se suma el actor al que todos esperaban, Alstom, que ya suministró los doce primeros trenes rápidos que hoy surcan las vías del servicio Al Boraq. Pero al concurso no se presentará la matriz francesa, encargada de entregar esos trenes en 2018 tras la firma de los acuerdos bilaterales entre ambos países, sino que, en esta ocasión, la cúpula de la compañía ha dejado la negociación del contrato en manos de su filial española.
Alstom España será la encargada de desarrollar, presentar la oferta y participar en la negociación con la ONCF y el gobierno de Rabat para suministrar trenes al operador marroquí. Este planea comprar 150 trenes para lanzaderas metropolitanas, servicios interurbanos y trenes rápidos, así como otros 16 trenes de alta velocidad, productos disponibles todos ellos en la cartera del grupo industrial francés, una ventaja que pretende utilizar contra sus competidores.
La subsidiaria española ya fue la encargada de presentar una oferta preliminar en la manifestación de interés lanzada por los ferrocarriles marroquíes en septiembre de 2022, que atrajo a 10 constructores de todo el mundo. El contrato de construcción de estos nuevos trenes está valorado en 1.467 millones de euros (16.000 millones de dirhams).
Salvar el veto a Macron
Detrás del movimiento de la matriz se encuentra la necesidad de sortear las complejas relaciones diplomáticas que mantienen Marruecos y Francia, cuyo gobierno se ha mostrado contrario a varias decisiones de Rabat. También busca aprovechar el nuevo tablero de juego geopolítico que ha convertido a España en socio preferente del ejecutivo marroquí.
La posibilidad de que empresas españolas se adjudiquen el contrato corre en favor del ejecutivo de Pedro Sánchez, inmerso en un plan de reindustrialización de la economía que podría edulcorar con un contrato como este. En caso de lograrse, atraería una importante carga de trabajo a la fábrica de Alstom en Barcelona, algo que permitiría a los socialistas apuntarse un tanto antes de las elecciones catalanas y en plena normalización de las relaciones entre Estado y Generalitat, que quedaron muy tocadas tras el Procés independentista.
Sin ir más lejos, una de las mujeres mejor relacionadas del país, la exdirectora del Consejo Económico Marruecos-España, Houda Benghazi, desveló la posibilidad de que se instaure una relación industrial a ambos lados del Estrecho en un encuentro celebrado en BIlbao en octubre: "Creo que la próxima cadena de valor que vamos a tener será la de los trenes. España y Marruecos construirán los trenes que vamos a utilizar en el mundial. Es una licitación, pero estoy segura de que mi país será inteligente y lo va a hacer con los españoles, y no con los japoneses", aseguró.
Alstom España ya fabrica para Marruecos
A la espera de que se resuelva el megacontrato, la fábrica de Santa Perpètua de Mogoda se encuentra fabricando otros 87 tranvías adicionales para Casablanca que se entregarán en un futuro próximo. El cumplimiento de los hitos internos ha motivado a la matriz a transferir a España el ensamblaje de los bogies de estas unidades desde el centro que Alstom tiene en Le Creusot, en el interior de Francia, hasta la planta industrial de Pinto (Madrid), dedicado a la reparación y el mantenimiento de equipos ferroviarios.
La filial española de Alstom lleva más de una década trabajando para suministrar distintos vehículos ferroviarios al país norteafricano. En concreto, en 2011 entregó 190 tranvías del modelo Citadis que se destinaron a los sistemas de transporte de Rabat y Casablanca, a los cuales se suben 100.000 y 220.000 personas diariamente.
El megacontrato de trenes, a decidir por un procedimiento de diálogo competitivo en varias etapas, contempla la entrega de trenes entre los años 2027 y 2030, la instalación de un taller en suelo marroquí para realizar el mantenimiento de las nuevas unidades, así como la puesta en marcha de un polo de desarrollo industrial que incluye la construcción de una nueva fábrica y el desarrollo de un ecosistema de proveedores y contratistas ferroviarios similar al que quiere poner en marcha Portugal.
Repetir la fórmula de Portugal
Es precisamente en ese país donde el grupo Alstom, y muy especialmente su filial española, se acaban de marcar otro tanto. El operador estatal luso CP seleccionó a la constructora como licitador preferente en el que ha sido el mayor contrato de suministro de trenes de la historia de Portugal. Valorado en 800 millones de euros, contempla la construcción de 117 autopropulsados eléctricos —62 urbanos y 55 regionales— que construirán tanto las filiales española y portuguesa junto a Domingos da Silva Teixeira SA.
La propuesta del adjudicatario contempla la construcción de una fábrica y un taller en municipios próximos a Oporto, un factor que ha decantado la balanza en la resolución al garantizar la puesta en marcha de una nueva industria ferroviaria local. "Alstom ha presentado a CP su mejor oferta para el mercado portugués, cumpliendo plenamente todas las condiciones exigidas en el pliego de condiciones (...). El compromiso es absoluto: entregaremos trenes para Portugal, construidos en Portugal y que los ciudadanos portugueses dirán con orgullo que son suyos", expresan desde la compañía.