Quizá haya sido la industria más expuesta a las restricciones sanitarias para combatir la expansión del coronavirus. Tras el éxito de la vacunación y la desaparición de las variantes, el transporte ha vivido este 2022 el regreso casi pleno a la vieja normalidad, pero se ha topado con nuevas incógnitas en el horizonte por el alza de los costes ante el encarecimiento de los carburantes, un fenómeno que ha afectado tanto a los clientes como a las compañías.
Las previsiones para el próximo año no despejan la incertidumbre y confirman que la presión inflacionista seguirá haciendo mella. Medios como el taxi se encarecerán a partir del 1 de enero en ciudades de España como Barcelona, al igual que lo harán las autopistas de peaje en distintos puntos del país, según han trasladado las compañías concesionarias como consecuencia de la fuerte alza que registra el IPC.
Otros sectores como el autobús interurbano e incluso las navieras hicieron lo propio este año y se desconoce qué decisión tomarán durante 2023.
Y los billetes de avión tampoco son una excepción. Michael O' Leary, consejero delegado de Ryanair, pronosticó que "la era de los vuelos low cost ha terminado" y las cifras de la industria lo han confirmado. Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) plasman que el transporte aéreo de pasajeros registró en el tercer trimestre del año el mayor incremento (3,3%) entre todos los servicios monitorizados por el organismo público.

Queda por ver qué respuesta tendrá la administración y si continúa incidiendo en el mercado con medidas ya testadas, como la política de abonos gratuitos en los trenes de Cercanías y Media Distancia o los descuentos sobre el carburante en las gasolineras.
La sostenibilidad, clave
Con los niveles de movilidad ya prácticamente recuperados, la batalla por el pasajero entre la compañías se recrudecerá. Y estará marcada por las políticas de sostenibilidad, que redefinirán el terreno de juego. La batería de ayudas por repartir a través de los fondos europeos beneficiarán al tren frente al avión o la carretera.
Especial mención merece la pugna que se librará en la alta velocidad, con tres operadores por primera vez, y el desafío al avión en los trayectos de corto radio, unas rutas que en algunos países están cada vez más cuestionadas.
La apuesta por la sostenibilidad también se trasladará al transporte de mercancías, donde el ferrocarril sigue teniendo una asignatura pendiente, como revela su cuota, que no alcanza ni el 5% del total del mercado. Será necesario desplegar nuevos planes durante 2023 para revertir esta tendencia.