Sherpa cambia el paso a Albastar. El private equity español cumple este diciembre cinco meses como máximo accionista de la compañía desde que decidió ampliar capital en una operación conjunta de rescate junto al Gobierno a través de Cofides (Ministerio de Industria) y ha empezado a tomar las primeras decisiones en la revisión de su estrategia de la aerolínea de vuelos chárter.
Según fuentes de la empresa consultadas por elEconomista.es, una de las primeras novedades para este 2023 será la fijación de una base en el aeropuerto de Madrid-Barajas como respuesta a su nuevo accionariado, en el que hasta ahora el touroperador italiano IASCTA (Italy Aviation Service) era uno de sus principales propietarios.
La entrada del private equity español ha diluido a IASCTA y al resto de accionistas y se ha colocado como principal propietario. Esta posición le ha empujado al mismo tiempo a nombrar un nuevo consejero delegado, Fernando Aguado, y a ampliar el equipo, como tiene previsto el próximo 12 de enero en un nuevo consejo de administración.
La nueva base, cuya apertura está prevista para el próximo mes de abril, se suma a las que la compañía mantiene en Palma de Mallorca, donde además la compañía tiene fijada su sede social, y Milán.
Previsiones
Sobre el nivel de ventas, Albastar prevé que se sitúen en niveles muy cercanos a los de 2019, cuando las ventas rozaron los 90 millones de euros. El resultado de explotación también mejorará y se situará en torno a los cuatro millones de euros, aunque el resultado final estará condicionado por precio del carburante
Toda la operativa se llevará a cabo con una flota que pasará de seis a cinco aviones, todos ellos de la familia Boeing 737, tras renegociar con los arrendadores de sus aeronaves. A datos de agosto de este año ofrecidos por la compañía, Albastar ya ha servido a 130 aeropuertos, ha realizado más de 80.000 vuelos y ha transportado a 3,17 millones de pasajeros.
Préstamo de Industria
Durante 2023, la compañía todavía no deberá amortizar nada del préstamo que la empresa estatal Cofides, del Ministerio de Industria, dio a la compañía a través de 15 millones de euros a través de un préstamo participativo. El periodo de carencia estará activo hasta el 2024, indican las mismas fuentes consultadas.
La solución se combinó junto a una ampliación de capital suscrita íntegramente por Sherpa. Antes que Cofides, la compañía exploró alternativas, como el rescate por parte de la SEPI desde el Fondo de Solvencia para Empresas Estratégicas (Fasee).
Al margen de estas ayudas, la compañía buscó liquidez y recibió distintos préstamos avalados por el Instituto de Crédito Oficial (ICO) y puso en marcha un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) para la inmensa mayoría de la plantilla.
La compañía sufrió el impacto del coronavirus hasta el punto de que su auditor Grant Thornton advirtió del deterioro de la aerolínea tras registrar una caída de tráfico sin precedentes. La situación patrimonial a 31 de octubre de 2020 era de de quiebra técnica, al registrar un patrimonio neto negativo de 2,3 millones de euros.