
La ciberdelincuencia vuelve a sacudir las relaciones internacionales entre las grandes potencias mundiales, con efectos colaterales de alcance siempre imprevisible. En esta ocasión, el golpe informático se ha dirigido a tres de los grandes operadores de telecomunicaciones estadounidenses. En concreto, AT&T, Verizon y Lumen Technologies han sido objeto de un ciberataque presuntamente de origen chino, según ha informado el diario The Wall Street Journal, citando a personas cercanas con el asunto. En concreto, las redes de las citadas compañías fueron comprometidas a través de un brecha de seguridad calificada de "catastrófica".
Las mismas fuentes indican que el objetivo principal de la intrusión consistió en recopilar información de alto valor añadido a través de escuchas de determinados abonados. Hasta el momento no se han evaluado los daños potenciales una vez que los responsables de Inteligencia Nacional investigan la cantidad de datos observados y capturados por los piratas informáticos, cuya presunta identidad corresponde con el grupo Salt Typhoon. Este colectivo, con sede en China, está especializado en espionaje y el robo de datos.
Lo delicado del asunto no sólo es la fuga de la información, sino el estado que podría encontrarse detrás de la intrusión. Al tratarse de China, y dadas las interrelaciones generalmente conflictivas con los EEUU, el asunto tiene todos los visos de desestabilizar y escalar de forma inquietante.
La legislación federal de los EEUU obliga a las empresas de telecomunicaciones y proveedores de banda ancha a conceder a las autoridades acceso para interceptar datos electrónicos mediante órdenes judiciales. Por lo tanto, cualquier injerencia en las redes sin dicha autorización se considera un ciberataque. Desde el mismo medio informativo se ha añadido que "una persona con conocimiento del ataque declaró que el gobierno de EE.UU. considera las filtraciones muy significativas y preocupantes desde una perspectiva histórica".
No es la primera vez que un grupo de ciberdelincuentes chinos pone su mirada en los EEUU. Entre otros casos, durante el pasado abril, el director del FBI, Christopher Wray, advirtió de la infiltración de piratas informáticos chinos en infraestructuras críticas de Estados Unidos, como los sectores de las telecomunicaciones, la energía y el agua. El diario estodunidense también recuerda que el pasado mayo, el Ministerio de Defensa del Reino Unido sufrió una importante filtración de datos, que puso en peligro los datos confidenciales del personal militar en activo. Se sospechaba que el Estado chino estaba detrás del ciberataque.
Asimismo, añade NYT, durante le pasado agosto, la inquietud por la seguridad de las próximas elecciones en EEUU aumentó después de que la campaña presidencial de Donald Trump fuera víctima de un ciberataque, cuya intrusión se atribuyó a fuentes extranjeras hostiles a Estados Unidos.