
¿Para qué hablar por teléfono fijo si el móvil siempre está más a mano, cuesta lo mismo, permite moverse y además incorpora la agenda de contactos? Alguna justificación parecida deben hacerse los usuarios suscritos a tarifas planas de llamadas ilimitadas a través de sus smartphones y que en los últimos años han reducido de forma espectacular el tráfico del teléfono de toda la vida. Las últimas estadísticas trimestrales de la CNMC, correspondientes a los tres primeros meses de 2017, confirman la caída de este negocio hasta los niveles más bajos de la historia. Los ingresos totales de la telefonía fija alcanzaron los 616,43 millones en el referido trimestre, lo que viene a ser la mitad que sólo cinco años atrás.
El último Informe Económico de las Telecomunicaciones y el Audiovisual, referido a 2016, confirma la caída del 15,2% del tráfico originado en la red fija, "en contraste con el aumento del 9,6% experimentado por el originado en redes para comunicaciones móviles". Según apunta el organismo regulador, "ante la mayor presencia de ofertas de tarifas planas de voz para las llamadas originadas en ambos tipos de redes, los usuarios se decantaron por el uso del teléfono móvil en lugar del fijo". Es decir, el smartphone no solo ha acabado con las cabinas callejeras, sino que también amenaza con la misma suerte a la telefonía fija tradicional. Por si fuera poco, también las llamadas a través de Internet restan negocio a la telefonía fija. Según datos del Panel de Hogares de la CNMC, "el 43,2% de los internautas declaran utilizar Internet para realizar llamadas de voz o videoconferencia, lo que afecta al uso del servicio de telefonía fija tradicional".
También durante el año pasado se acentuó la tendencia bajista de los últimos años en los ingresos del servicio de telefonía fija, con un desplome del 14,2% respecto a 2015. Por su parte, los ingresos por tráfico registraron un descenso del 13%.
Hagamos cuentas. En España hay más de 13,56 millones de usuarios residenciales de telefonía fija, una cifra relativamente estable debido a las exigencias de los operadores de telecomunicaciones de incluir este tipo de servicio con la banda ancha. De no existir estas exigencias, el número de usuarios sería notablemente más reducido ya que existen miles de abonados que hubieran preferido contratar servicios naked (sólo banda ancha, sin teléfono fijo), pero no pueden hacerlo ya que no existe ese tipo de oferta entre los grandes operadores.
Según los mismos datos del primer trimestre de 2017, el consumo medio por persona telefonía fija es inferior a los cuatro minutos al día. Asimismo, los ingresos mensuales que obtienen los operadores rondan los 44,2 millones procedentes de las tarifas planas, otros 26,8 millones de euros del gasto de los usuarios que pagan en función del tiempo de conversación y otros 33,81 millones de euros por las cuotas de abono. De la suma de todo lo anterior, 104,8 millones de euros, se desprende que cada usuario gasta en telefonía fija (incluido cuota de abono y el gasto total en tarifas planas) una media de 7,7 euros al mes. Un tercio de ese importe (2,56 euros al mes) corresponde al coste fijo de la cuota de abono, concepto prácticamente intocable en el sector. Respecto al reparto de ingresos minoristas de servicios de telecomunicaciones, la telefonía apenas representaba el 10,6% del total en 2016, frente al 19,2 de la telefonía móvil o el 17% de la banda ancha móvil o el 16% tanto de la banda ancha fija como los servicios audiovisuales.