
La Comisión Europea ha redoblado su apuesta por la supercomputación para hacer frente así al avance tecnológico de EEUU y China. Por ello, ha seleccionado 8 centros para instalar superordenadores en el continente, ubicándose uno de ellos en el Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Computación (BSC-CNS) de la Ciudad Condal.
La Empresa Común Europea de Informática de Alto Rendimiento (EuroHPC) ha seleccionado 8 centros de supercomputación ubicados en 8 Estados miembros que impulsarán la digitalización de la Unión Europea. Para ello, el presupuesto será de 840 millones de euros y permitirá ubicar los nuevos superordenadores en los centros de computación especializados de Sofía (Bulgaria), Ostrava (República Checa), Kajaani (Finlandia), Bolonia (Italia), Bissen (Luxemburgo), Minho (Portugal), Maribor (Eslovenia) y Barcelona (España).
En el caso del BSC-CNS recibirá una subvención que rondará los 100 millones de euros (en torno a la mitad de lo que cuesta el ordenador) y permitirá actualizar la capacidad del actual superordenador a uno que será 17 veces más rápido y que se ha bautizado como Marenostrum V.
De las ocho máquinas que comprará la UE, tres son pre-exaescala, capaces de ejecutar más de 150 Petaflops, el equivalente a 150.000 billones de cálculos por segundo, con lo que estas máquinas se ubicarán en el top 5 global. Por su parte, las cinco restantes son petaescala,, capaces de ejecutar al menos 4 Petaflops, o el equivalente a 4.000 billones de operaciones por segundo. Barcelona, Kajaani y Bolonia serán los centros que equiparán los equipos más avanzados.
Aunque todavía no se han revelado los detalles, se espera que las supercomputadoras entren en funcionamiento durante la segunda mitad de 2020 tanto para académicos europeos, la industria y el sector público. Asimismo, todas las nuevas supercomputadoras se conectarán a la red paneuropea de alta velocidad GEANT, como las supercomputadoras existentes que forman parte de PRACE.
Para qué sirve un superordenador
El número de operaciones por segundo que esta potentísima máquina es capaz de realizar abruma pero, ¿para qué sirve realmente? Los superordenadores son herramientas de cálculos ultra avanzadas que permiten a investigadores y desarrolladores emplear su capacidad de cálculo para simular millones de situaciones y evitar la inversión en prototipos reales.
Este tipo de investigaciones son "cada vez más necesarias en ciencia, industria, y seguridad nacional" explican desde el organismo, y es que en la aplicación real, permiten trabajar en proyectos que van desde la medicina personalizada hasta modelado aerodinámico de infraestructuras o vehículos, pasando por la exploración de petróleo, la encriptación de datos o previsiones de cambio climático.
La simulación de proyectos a través de supercomputación es cada vez más habitual, especialmente en la empresa privada. Los diseños de los proyectos pasan así de ser genéricos y plantearse como cuestiones generales, pasan estar marcados por objetivos reales y necesidades concretas. Es decir, gracias a esta tecnología se deja de hacer un prototipo para llegar a un fin, sino que se establece el fin y a través de miles de millones de cálculos es el superordenador quien establece las diferentes opciones para ver cómo se podría llevar a cabo.
Este avance permitirá impulsar la investigación científica en el continente pues, aunque Europa se encuentra por detrás en infraestructura de este tipo de máquinas superavanzadas, no lo está a nivel de desarrollo de aplicaciones.
Con el plan de inversión, la Comisión busca solucionar un efecto embudo que se produce en la investigación continental al existir la necesidad de importar la capacidad operacional a computadoras de fuera de Europa. "Europa está utilizando el 33% de los recursos mundiales pese a que sólo tenemos el 5% de la oferta mundial", explican fuentes europeas.
"Estos sitios darán a nuestros investigadores acceso a supercomputadoras de clase mundial, un recurso estratégico para el futuro de la industria europea. Podrán procesar sus datos dentro de la UE, no fuera de ella. Es un gran paso adelante para que Europa alcance el siguiente nivel de capacidad informática; "Nos ayudará a avanzar en tecnologías orientadas al futuro como la Internet de las cosas, inteligencia artificial, robótica y análisis de datos", ha explicado el Vicepresidente para el Mercado Único Digital, Andrus Ansip.