
Buen diseño, sistema ágil y un precio ajustado. Esos son los pilares sobre los que HMD ha cimentado el desarrollo de los Nokia 3.1 y Nokia 6.1, dos terminales que aportan más de lo que cuestan.
De tamaño contenido, los smartphones de Nokia apuestan por una buena experiencia de usuario y en base a ello se construye el resto del terminal. Disponen de Android One, un sistema operativo con el que el usuario se asegura actualizaciones continuas y un funcionamiento ágil, la construcción del equipo es buena y tiene una batería que, en ambos casos, rinde a buen nivel.
Las diferencias entre ambos modelos son palpables, pero la experiencia de uso es parecida y el factor determinante para elegir entre ellos será el tamaño de la pantalla y el precio. Ambos son compactos y muy manejables en la mano, y es que el Nokia 6.1 monta un panel de 5,5 pulgadas, mientras que el Nokia 3.1 apuesta por las 5,2 pulgadas, ambos paneles LCD que se desenvuelven bien incluso bajo la luz del sol. Con respecto a su precio, se pueden encontrar en tiendas online en torno a los 240 y 130 euros, respectivamente.
Las dimensiones del Nokia 3.1, 146,25 mm de alto, 68,65 mm de ancho, 8,7 mm de grosor son cada vez menos habituales en el mercado, por lo que le convierten en la opción ideal para usuarios que buscan un teléfono de dimensiones reducidas y que no vayan a hacer un uso muy ambicioso del terminal. En su interior monta un procesador Mediatek MT6750 y se puede encontrar en dos versiones de RAM (2 y 3 GB), una batería de 2.990 mAh. Esta capacidad de la batería no debe asustar, pues el teléfono aguanta sin problemas para llegar al final del día, eso sí, se echa de menos que el cargador no sea USB-C.
Entre las virtudes del teléfono está su cámara. Opta por una lente principal con un sensor de 13 megapíxeles en la parte trasera, mientras que en la parte frontal monta una de 8 megapíxeles con un ángulo de visión de 84,6 grados, pensando en grandes selfies. Ambas son resolutivas y rápidas, con un leve procesado posterior. No hay que esperar una gran calidad, pero cumple bien en la gama de precios en la que juega.
El Nokia 3.1 puede encontrarse en tiendas online por debajo de los 150 euros, una cifra en la que hay que ser también consciente de lo defectos que conlleva el terminal. La ausencia de lector de huella puede hacer que muchos usuarios opten por descartarlo, no ya por la comodidad que supone desbloquearlo fácilmente, sino porque ya es crucial para usarlo como sistema de seguridad en algunas aplicaciones móviles.
Por otro lado también se echa de menos más almacenamiento. Los 16 GB de capacidad se quedaron cortos hace tiempo, pero cuando el sistema operativo ocupa la mitad de éstos dejó de tener sentido tener tan poca memoria. En este caso se hace indispensable optar por una tarjeta microSD externa para poder instalar determinadas aplicaciones y guardar archivos.
El Nokia 6.1 por su parte deja atrás algunas de las carencias del modelo de menor tamaño para ofrecer un smartphone más completo pero bajo la misma premisa que el 3.1: experiencia de usuario por encima del resto.
Pese a montar una pantalla de 5,5 pulgadas, se aleja del formato 18:9 para apostar por los 16:9, con lo que tendremos un teléfono más cuadrado de lo habitual y más pequeño que otros competidores (148,8 x 75,8 x 8,15 mm) Este ratio hace que la sensación en la mano sea diferente, pero no por ello es incómodo de usar y su ergonomía es cómoda aunque se echa de menos alguna curva más.
El salto de calidad con respecto al 3.1 se nota además de en el tamaño en su interior. Monta un procesador Snapdragon 630 de Qualcomm y 3 GB de RAM. No es el más avanzado de la gama media pero HMD ha logrado que rinda con fluidez y que la respuesta sea precisa en las tareas del día a día. También va más holgado en almacenamiento interno, pues dispone de 32 GB, aunque se puede añadir una tarjeta microSD externa de hasta 128 GB adicionales. A diferencia del modelo menor, el 6.1 sí monta un rápido sensor de huellas trasero, ubicado bajo el módulo de cámara.
Uno de los puntos a favor del 6.1 es su batería. Pese a montar 3.000 mAh de capacidad, en autonomía compite con las mejores de su gama permitiendo al usuario acabar el día tras hacer un uso exigente. Sin embargo, el terminal está pensado para usuarios que van a hacer un uso comedido del smartphone, por lo que puede llegar a rondar las dos jornadas sin tener que cargarlo. En esta ocasión sí apuesta por un USB-C de carga rápida.
También se nota un salto de calidad en su apartado fotográfico. El Nokia 6.1 monta una cámara trasera de 16 megapíxeles a una apertura de f/2.0, lo que se traduce en buenas tomas cuando hay luz natural y sufre un poco en escenas de baja luminosidad, pero en general las imágenes logradas con el dispositivo le sitúan por encima de la media de su gama. Eso sí pese a que el disparo es rápido y ágil, se echa un poco de menos un esfuerzo adicional de software en la aplicación de cámara para poder sacar más jugo a una lente de 16 megapíxeles, detalle que quizá sólo suponga un 'pero' a los usuarios más exigentes. Por su parte la cámara frontal vuelve a apostar por los 8 megapíxeles y un amplio campo de visión de 84 grados que rinde con soltura si tenemos en cuenta la gama en la que juega el terminal.
En suma, con el Nokia 3.1 y el 6.1 HMD ha conseguido dos terminales muy completos que apuestan por lo más importante en los dispositivos de gama media y baja: la experiencia de usuario. En torno a ella se articulan todos los desarrollos de software y hardware. Pese a que otros terminales puedan competir con ellos en precio o características, la sensación es que Nokia ha logrado evolucionar de los modelos anteriores y centrarse en los aspectos más importantes de un smartphone, todo para lograr un serio compromiso con el usuario.