
Unos brindarán con champán y otros pondrán el grito en el cielo. No hay término medio. Desde el pasado lunes, oficialmente, existe un antes y un después en la historia de Internet en los Estados Unidos. La fecha del pasado 23 de abril la eligió el regulador estadounidense de las telecomunicaciones (Comisión Federal de Comunicaciones, FCC) para derogar la llamada neutralidad de la Red. La decisión está vista para sentencia. Eso significa que los dueños de los servicios de acceso a Internet de EEUU pueden privilegiar el tráfico de ciertos proveedores de contenidos online frente a otros. A grandes rasgos, a partir de esta semana, habrá aplicaciones que podrían ralentizarse para disgusto de los afectados. Si nadie lo evita, la edad de oro de Internet quedará para la nostalgia en EEUU. La famosa autopista de la información ha dejado de ser un territorio libre e igualitario para todos los jugadores, para establecer atajos y barreras. Habrá carriles para conexiones super rápidas, rápidas, medianas, lentas, muy lentas... y bloqueadas. Todo dependerá de las condiciones y contraprestaciones económicas y comerciales que establezcan los dueños de las redes con sus usuarios, ahora convertidos en clientes.
Dicho lo anterior, en apenas dos días no ha habido tiempo para percibir grandes cambios por parte de los agraciados por el cambio normativo (especialmente AT&T y Verizon), ni tampoco se esperan a corto plazo debido a un simple ejercicio de prudencia.
La nueva forma de concebir Internet se reduce por ahora a EEUU, pero no a Europa, aunque la amenaza se otea en el horizonte. Los pesimistas temen que las tendencias tecnológicas suelen cruzar el Atlántico en el mismo sentido, por mucho que la Comisión Europea se declare como adalid de la neutralidad. El empeño del expresidente Obama para que "las telecos traten por igual todo el tráfico de la Red" ha sido laminado por la Administración Trump, de la mano de la FCC y su presidente, Ajit Pai, exdirectivo de Verizon. Los argumentos del exlíder demócrata han sucumbido en aquel país: "Un Internet abierto es esencial para la economía estadounidense y, cada vez más, para nuestro estilo de vida. Al reducir el coste de lanzamiento de cualquier nueva idea, difundir nuevos movimientos políticos y acercar a las comunidades, ha sido una de las influencias democratizadoras más significativas que el mundo ha conocido", dijo Obama. Compañías como Google, Apple, Amazon, Facebook o Microsoft han puesto sus poderosas maquinarias en funcionamiento para reestablecer la situación. La estrategia defensiva apunta hacia dos direcciones: con denuncias en los tribunales más predispuestos para sus respectivas causas y, por otro lado, en el Senado, donde existe esperanza de convencer a algún miembro del partido para que vote en contra de su grupo.