
Los investigadores de la Universidad Autónoma de Coahuila (Uadec) buscan que una batería capaz de recargarse en menos de 30 segundos, que proporcione al menos 1.000 horas de energía y que esté construida con materiales flexibles de bajo costo para permitir su comercialización y adaptación a todo tipo dispositivos electrónicos.
Por el momento, los expertos han logrado que con 10 segundos de carga, la energía de la batería dure una hora.
Actualmente una batería comercial triple A suministra un promedio de 1,41 vatios por hora, algo que la superbatería logrará en un tamaño de siete centímetros cuadrados. En este espacio, los expertos han logrado que con 10 segundos de carga, la energía de la batería dure una hora.
El prototipo mexicano está construido con materiales que sustituyen el litio, el más común hasta ahora para hacer las baterías de los smartphones, pero cada vez más escaso, lo que incrementa el costo, informó el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Esta invención encaja en el término de electrónica flexible, una tendencia tecnológica innovadora de los dispositivos electrónicos que en diferentes países está actualmente en investigación y desarrollo.
El catedrático de Conacyt Jorge Roberto Oliva explicó que se "busca desarrollar todos los componentes electrónicos que existen actualmente como capacitores, baterías, displays (visualizadores) y transistores con materiales más ligeros, flexibles y de costo más bajo que los que se utilizan en la electrónica convencional".
En un futuro, esta tecnología permitirá desarrollar dispositivos electrónicos como smartphones, televisores o baterías más compactos, que se puedan doblar y, además, exijan un menor consumo de energía para realizar sus funciones, indicó.
"Por ejemplo, suponiendo que existan baterías flexibles, estas se podrían incorporar en las ropas", las cuales podrían cargar los dispositivos móviles como celulares, agregó el científico.
Protección de los golpes
Entre las ventajas de la electrónica flexible se encuentra la capacidad de proteger los dispositivos de caídas o golpes, gracias a la flexibilidad de su diseño. Además, otro de los puntos a favor es cumplir la promesa de que "los tiempos de vida de los dispositivos electrónicos sean más largos".
"Se han reportado capacitores flexibles que pueden durar hasta 50.000 horas, mientras que los capacitores electrónicos convencionales pueden durar solamente 20.000 horas", señaló.