
La subasta de frecuencias británicas está cada vez más cerca de desbloquearse, lo que animará a Telefónica a planificar el destino de su filial O2. En el caso de que la teleco adquiriera nuevo espectro de 4 y 5G, se abrirán tres posibles vías de actuación: sacar a bolsa un porcentaje minoritario de O2, siempre en función de las condiciones y estabilidad del mercado; poner la filial de telefonía móvil a la venta, si existiera algún interesado con cerca de 13.000 millones de euros en la chequera; o seguir operando como hasta ahora, renunciando a reducir deuda de forma extraordinaria a través de este activo.
Ante el anterior panorama, lo único que parece claro es que en los próximos días -previsiblemente antes de Navidad-, se conocerá el calendario estimativo para reactivar la subasta de nuevas frecuencias británicas. Todo depende de la resolución de un litigio promovido por BT y Three sobre las limitaciones de frecuencias impuestas por Ofcom, el regulador de las telecomunicaciones británicas.
Los referidos denunciantes no aceptaban que existiera un tope del 37% y acudieron a los tribunales en defensa de sus intereses. Esta reclamación judicial paralizó un proceso que en los próximos días afronta su fase decisiva: si ganan BT y Three, el reparto de frecuencias de móviles se retrasaría al menos tres meses. Si por el contrario vence Ofcom, la subasta podría iniciarse a finales de enero o a lo largo de febrero de 2018.
En el caso de cumplirse este último supuesto, Telefónica podría reconsiderar la puesta en valor de O2. Esa hipotética desinversión se congeló durante la segunda mitad del año, ya que el grupo español necesitaba conocer el destino de las nuevas frecuencias de 4 y 5G. Tanto Telefónica como el conjunto del mercado coinciden en que no puede valorarse lo mismo una teleco con este tipo de frecuencias frente a las que no las tengan. Por lo pronto, en cuanto que se clarifique la agenda de licitaciones en el Reino Unido, Telefónica deberá planificar su estrategia de adquisición de frecuencias. Una vez logrado el nuevo espectro radioeléctrico -si así fuera- será el momento de considerar las posibles alternativas de futuro para O2.
Intención: vender la filial
La intención de Telefónica de vender su filial, ya sea en parte o en su totalidad, se remonta a hace casi año y medio, cuando Bruselas prohibió la venta de O2 al grupo Hutchison por problemas de competencia. Aquel revés frustró una operación de 13.000 millones de euros. La aprobación de Brexit en el Reino Unido sacudió los mercados y paralizó las intenciones de Telefónica a llevar O2 al parqué. La teleco volvió a la carga en el segundo trimestre de 2017, pero el proyecto se disolvió en cuanto BT y Three recurrieron la licitación. Con semejantes antecedentes, poco se atreven a asegurar que la próxima será la definitiva.
Por otra parte, Telefónica está obligada a garantizar una mayor disponibilidad de su banda ancha móvil en interiores antes de finales de año. En concreto, Ofcom exige al operador alcanzar una cobertura del 98% en el total de los edificios británicos como parte de las condiciones tras la concesión de la licencia de 800 MHz.