
Un conjunto de acreedores que participan en la reestructuración de Toshiba creen que solicitar la protección por bancarrota sería el mejor camino para el renacimiento de la compañía japonesa al ver que sus planes de captar dinero con la venta de su filial de chips están paralizados, según fuentes cercanas a la situación.
Las distintas partes involucradas en el proceso de Toshiba, incluidos socios comerciales, abogados y personas con vínculos con los principales banqueros de la compañía, afirman que la bancarrota es una opción que debería contemplarse seriamente. Algunos incluso creen que esta es la mejor opción disponible y abogan por ello en las reuniones con Toshiba o con sus acreedores.
En su opinión, la solicitud de protección por bancarrota liberaría a Toshiba de sus cargas, entre ellas el pasivo al que tiene que hacer frente por la quiebra de su filial estadounidense nuclear Westinghouse Electric Co. en marzo.
El consejero delegado de Toshiba, Satoshi Tsunakawa, dijo recientemente en una rueda de prensa que buscar una relajación de las condiciones de la deuda recurriendo a los tribunales no es una opción. Por su parte, un portavoz de Toshiba reiteró esta semana que la compañía "no tiene planes concretos" de pedir la protección por bancarrota.
Una fuente cercana a las discusiones en uno de los principales bancos de Toshiba comparó al conglomerado con un agujero que podría tener un tesoro en el fondo pero también serpientes al acecho. Esta fuente indicó que la bancarrota podría matar a los reptiles y dejar abierto el camino hacia el tesoro a los bancos.
Haría historia en Japón
La solicitud por bancarrota sería una de las mayores en la historia de Japón y supondría inconvenientes como una posible reacción política en Estados Unidos, donde Toshiba ha comprometido 3.680 millones de dólares (unos 3.152 millones de euros) al operador de centrales nucleares Southern Co. para cubrir sus obligaciones relacionadas con Westinghouse.
Miembros del Gobierno de Japón y directivos de Toshiba son conscientes de esas desventajas y podrían evitar la solicitud por bancarrota, de acuerdo con las fuentes cercanas a las discusiones.
Toshiba estimó en junio que su pasivo superaba los activos en más de 5.000 millones de dólares (unos 4.283 millones de euros) a 31 de marzo. Ese cálculo llegó tras su advertencia en abril de que tenía "importantes dudas" sobre si será capaz de seguir operando ante las pérdidas relacionadas con Westinghouse.
Posible venta de sus chips
Asimismo, la compañía ha dicho que pretende recuperar su salud financiera vendiendo su negocio de chips de memoria, que ha tenido una boyante evolución últimamente gracias a la demanda para chips en teléfonos inteligentes (smartphones) y servidores.
El 21 de junio, Toshiba designó un consorcio encabezado por un fondo de inversiones estatal japonés como comprador preferente para la filial. Sin embargo, las conversaciones para la venta se han empantanado desde que The Wall Street Journal informó este mes que la oferta del consorcio podría incluir una opción de que el fabricante surcoreano de chips SK Hynix Inc acabe por hacerse con una participación minoritaria en el negocio.
Esto podría suscitar temores en materia de competencia y contradecir la postura del Gobierno de que la tecnología de Toshiba no debería caer en manos extranjeras. Además, su socio en la sociedad conjunta, Western Digital, ha presentado una demanda en California para bloquear la venta, argumentando que el contrato de la sociedad con la empresa le da poder de veto ante cualquier venta. La compañía rechaza esa interpretación y va a pelear el caso.