Tecnología

Lluvias de meteoritos de colores bajo demanda: así es el proyecto Sky Canvas

Lluvia de meteoritos a la carta, ese es el planteamiento que la compañía japonesa ALE quiere hacer realidad para la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Tokio de 2020.

El proyecto, bautizado como Sky Canvas, lo lidera Lena Okajima, doctorada en astronomía, quien asegura que su compañía es capaz de desplegar un espectáculo celeste en la localización geográfica y en el momento que se desee.

Para llevarlo a cabo, la compañía prevé colocar un satélite en la órbita terrestre el próximo año, el cual será el encargado de lanzar una decena de pelotas de apenas 2,5 centímetros a la atmósfera, así arderán debido a la fricción y no llegarán a la superficie terrestre pudiendo ocasionar daño a la población.

El compuesto con el que están compuestas estas pequeñas bolas espaciales es un completo secreto, aunque la compañía sí ha explicado que recorrerán unos 8 kilómetros por segundo, una velocidad menor a la que lo hacen las estrellas fugaces, con lo que el espectáculo visual será aún mayor.

Okajima explica que gracias a la composición de los objetos lanzados a la atmósfera será posible cambiarla para crear meteoritos con diferente coloración para así conseguir un espectáculo visual muy llamativo que irá un paso más allá de los actuales fuegos artificiales.

Cada 'estrella', por 8.100 euros

La gran pega del proyecto y que lo puede hacer inviable es su precio. Y es que cada bola lanzada a la atmósfera tiene un coste de 8.145 euros (un millón de yenes), ya que el cliente no sólo tiene que costear el lanzamiento de las bolas, sino también la construcción y lanzamiento del satélite.

Y es que cada satélite (de unos 50 centímetros) orbitarían alrededor de la Tierra a una altitud de alrededor de 400-500 kilómetros y una vida útil limitada, ya que después de unos meses él también atraversará la atmósfera y quedará reducido a cenizas.

Frente a las actuales lluvias de estrellas, estos compuestos sí se verían en urbes con alta contaminación lumínica, con lo que la idea de ALE es conseguir venderle el proyecto a la organización de los próximos Juegos Olímpicos de Tokio o el Mundial de Qatar.

Además, la compañía ha explicado que se puede parar el proceso de lanzamiento hasta 100 minutos antes de la hora designada con lo que si la climatología no es la idónea puede ser pospuesto a más adelante.

Estudio de la atmósfera

Más allá de la oportunidad empresarial, este satélite también supondría una oportunidad para estudiar partes de la atmósfera que todavía son desconocidas. El profesor asociado en el departamento de ingeniería aeroespacial de la Universidad Metropolitana de Tokio, Hironori Sahara, explica a AFP que el proyecto ofrece una rara oportunidad de observar una parte de la atmósfera de la que se sabe poco.

La altitud a la que estallarán éstas 'estrellas artificiales será por encima de los 60 kilómetros, una altitud demasiado alta para los globos aeroespaciales y demasiado baja para las naves espaciales, por lo que es complicada de estudiar.

Sahara apunta a que el análisis de la luz y la ruta que trazan estos objetos permitirían ayudar a revelar las temperaturas y densidades de la atmósfera y sus movimientos, con lo que se podrían conocer pistas sobre cómo el medio ambiente va a cambiar durante medio y largo plazo.

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