Han tenido que pasar tres años para que la actual generación de consolas demuestre de lo que es capaz, no sólo a nivel visual, sino también en apartados como el narrativo o los altos valores de producción que son capaces de llevar a cabo compañías del calibre de Sony.
Naughty Dog ha sentado cátedra con Uncharted 4: El Desenlace del Ladrón, el título que justifica sin lugar a dudas la compra de una PlayStation 4. Como videojuego, la obra cumple con creces al ofrecer una aventura que eleva las cotas de calidad de los juegos de aventuras y acción vistos hasta la fecha. Las bondades del producto no quedan tan solo enfocadas a lo que sería capaz de cumplir como videojuego y por ello centrándose en el usuario hardcore, sino también abordar un público más difícil de convencer, el casual.
Los videojuegos han rebasado esa barrera que supone ser un hobbie y que inclusive a ojos de padres generan comentarios despectivos. Convertidos en un producto de entretenimiento más, obras como Uncharted 4: El Desenlace del Ladrón son la definición perfecta de que un estudio es capaz de llegar al usuario que siempre ha disfrutado con un mando entre sus manos, pero también para aquel que busca algo diferente, alejado del concepto clásico de videojuego; de las carreras o los shooters que tanto parecen copar la listas de ventas.
La forma de abordar una historia que sirve de despedida para un personaje icónico de la marca PlayStation, el despliegue técnico y narrativo que bien podríamos definir como una película de acción con una duración de hasta 18 horas son tan solo la punta del iceberg de Uncharted 4: El Desenlace del Ladrón. El juego sabe a despedida en todo momento, pero también a nacimiento. La última aventura de Nathan Drake marcará un antes y un después en lo que a la forma de contar historias y entender el ritmo jugable se refiere en los videojuegos. Un espejo en el que se reflejarán próximos lanzamientos del género, o no, porque si algo ha quedado patente con Uncharted 4 -más allá de que justifica la compra de PlayStation 4- es que es capaz reafirmar a los videojuegos como arte.
