Millones de personas han visto alguno de los vídeos en los que Boston Dynamics muestra sus productos: robots de dos y de cuatro patas capaces de soportar grandes cargas y que se levantan una y otra vez del suelo cuando alguien los empuja. Son el resultado de años de desarrollo por parte de la compañía estadounidense que, paradójicamente, no sabe cómo ganar dinero con ellos.
Los ejecutivos de Alphabet, la matriz de Google y propietaria entre otras de Boston Dynamics, están revisando una a una todas sus inversiones para entresacar todas aquellas que no generen caja, y han llegado a la conclusión de que a la participada le quedan años aún para tener un producto que sea viable en el mercado.
Entre los posibles compradores podrían estar el brazo de investigación de Toyota y el gigante de la distribución Amazon, que presumiblemente utilizarían estos robots en sus fábricas y almacenes, para sustituir la mano de obra humana en algunas tareas.
Google compró Boston Dynamics en 2013 en medio de una fiebre de adquisiciones en el campo de la robótica que llevó a no menos de 300 ingenieros a la sede del gigante de internet, y que no cristalizó en ningún proyecto destacable.
Fuentes de Google destacan cómo el área de investigación robótica, aglutinada bajo una iniciativa que se bautizó como Replicant, no pudo o no supo encajar en el resto de la gigantesca organización. El pasado diciembre, Google disolvió esta iniciativa y la encuadró en su grupo de investigaciones avanzadas, y los ingenieros de Boston Dynamics supieron en seguida que sus productos no estaban en los planes de futuro de la empresa.