
El negocio mundial de las telecomunicaciones se encuentra en una encrucijada histórica, de forma que el éxito de su negocio está directamente relacionado con el desarrollo de una sociedad cada vez más conectada. Pero el camino no es fácil, especialmente para las compañías europeas.
Por un lado se ven obligados a competir globalmente con sus iguales estadounidenses y asiáticos y, al mismo tiempo, tienen que convivir con los operadores over the top (OTT), invertir en las redes de nueva generación y convivir con regulaciones generalmente adversas. Ante este escenario, Peter Mercieca, responsable global de KPMG del sector de Telecomunicaciones y Media, desvela a elEconomista algunas de las recetas de éxito que las telecos deben tener en cuenta para aprovechar los vientos favorables de la digitalización.
La oleada de concentraciones en el sector de telecomunicaciones continúa a un ritmo acelerado. ¿Hacia dónde avanzamos ahora?
Estimo que este proceso de concentración va a extenderse más allá del mercado geográfico original de cada operador. Los operadores se están encontrando cada vez con menores alternativas de crecimiento inorgánico en sus geografías de origen, como consecuencia de los movimientos de consolidación intra-mercado que ya se han producido. Y ya se detectan en el sector indicios de una nueva oleada de fusiones y adquisiciones, en las que los operadores buscan mayor escala y sinergias mediante movimientos transnacionales. Adicionalmente, los operadores de telecos están trasladando su atención a negocios adyacentes que les permitan complementar su oferta.
Las telecos perciben que el negocio tradicional (voz y acceso) ofrece escaso margen de crecimiento y apuestan por los contenidos audiovisuales. ¿Qué implicaciones puede conllevar esa estrategia?
Los operadores apuestan por extender su oferta a los contenidos audiovisuales, como nuevas líneas de crecimiento de negocio. Una estrategia de contenidos bien enfocada permite a los operadores diferenciarse de la competencia al tiempo que busca proteger su cuota de mercado frente a nuevos competidores como Netflix o YouTube. Considerando que los operadores ya cuentan con la infraestructura de red y capacidad para la gestión de datos, el creciente consumo de contenido audiovisual a través de dispositivos móviles constituye una oportunidad. Esta estrategia busca apoyarse en la creciente base de clientes millennials que usan cada vez más sus dispositivos móviles.
El Internet de las cosas se perfila como la salvación de las telecos tradicionales. ¿Se está trabajando de la forma correcta?
Gestionar la infraestructura tanto móvil como fija permite a los operadores telco ocupar una posición notable dentro de la cadena de valor. Las nuevas oportunidades están impulsando a los operadores a invertir en I+D y tecnología 5G y establecer alianzas orientadas a ampliar su oferta. Sin embargo, transmitir los datos no es más que el comienzo. Los factores clave que determinan el éxito de un operador son: la agregación y el análisis de datos, la monetización de esa información y la seguridad de los datos.
Los operadores luchan por evitar quedar reducidos a meros gestores de redes. ¿En qué elementos cree que deberían apoyarse?
Hay al menos cuatro elementos clave: la digitalización, la capacidad para empaquetar servicios, las alianzas con proveedores OTT y el proceso de "construcción-destrucción", como un escenario de evolución tecnológica que crea disrupción en los modelos de negocio tradicionales. Las telecos ocupan una posición perfecta para jugar un papel constructivo y de creación de valor en este proceso evolutivo, que algunos etiquetan ya como "revolución". Veremos cada vez más ejemplos transversales en industrias como la salud, servicios financieros, y transporte.
Las telecos temen que los proveedores OTT sean los principales beneficiarios de las inversiones que realizan en infraestructura de red fija y móvil. ¿Cómo se puede incentivar la inversión de unos y otros?
Creo que debemos tender a una menor intervención regulatoria en los procesos de consolidación de operadores y redes, con la finalidad de atraer fondos privados y facilitar el despliegue de redes. El sector está fuertemente regulado en Europa, lo que afecta a los procesos de fusiones y adquisiciones, a la consolidación empresarial y al acceso a redes de banda ancha. Además, es preciso desplegar una clara regulación para OTTs o desarrollar un marco regulatorio para aplicaciones de tráfico de voz y mensajería sobre Internet. Finalmente, es necesario establecer incentivos para la actualización y mejora de la infraestructura de red.
¿Es diferente el rasero regulatorio y fiscal entre las telecos y las OTT?
Sí, esa diferenciación existe y da ventajas a los proveedores OTT. Mientras los operadores telco requieren de permisos y licencias oficiales y deben adquirir el derecho de uso del espectro radioeléctrico para operar en cada geografía, los OTTs no se enfrentan a esas restricciones. Además, las telco sólo pueden servir a clientes dentro del alcance geográfico de sus licencias y están sujetos a tributación local, regional y nacional. En contraste, los proveedores OTT no se encuentran necesariamente confinados a una región y no están sometidos a exigentes requerimientos legales para desempeñar sus operaciones.
¿Esa situación podría cambiar?
La mayoría de los reguladores no contemplan aplicar los mismos requisitos a las telco que a los OTTs, pero podrían considerar la aplicación de un ?mismo campo de juego? mediante un régimen de licencias para OTTs y el uso de modelos de cargos bilaterales, acuerdos entre operadores telco y proveedores de contenidos que benefician en última instancia al consumidor final.
¿Los grandes operadores europeos serán capaces de competir con los gigantes de EEUU y Asia?
El impulso de iniciativas de consolidación a nivel europeo podría conllevar la creación de grandes entidades paneuropeas más competitivas. Además, los menores costes operativos pueden ayudar a los operadores a potenciar la inversión en redes y nuevos servicios, y especialmente en tecnología 5G, un objetivo muy anhelado por las telcos europeas, que comparten la preocupación de que un competidor asiático se les adelante ofreciendo servicios ultrarápidos.