Call of Duty se ha vuelto a destapar como la licencia que más ha vendido en EEUU en 2015, el mercado más importante de los videojuegos, donde su última entrega, 'Black Ops III' ha arrasado en todas las plataformas (este año estrena un acuerdo de exclusividad temporal con PlayStation) por séptimo año consecutivo. El director general de la franquicia, Rob Kostich, ha afirmado que BO3 ha conseguido liderar la lista de los más vendidos tanto en unidades como en recaudación "con un ancho margen" respecto a sus competidores.
Aprovechando las buenas noticias, Activision ha aprovechado para hacer público el dato de 250 millones de copias vendidas por la saga a nivel mundial hasta la fecha, unas cifras detrás de las que hay 12 años de lanzamientos por parte de Activision y sus estudios internos. Aunque fue con Modern Warfare 2, lanzado allá por 2009, cuando el fenómeno se volvió masivo; a partir de ese momento la saga de disparos en primera persona consiguió captar la atención de los jugadores popularizando de forma masiva el fenómeno de partidas multijugador cortas, directas y llenas de adrenalina.
Lo sorprendente es que la saga haya conseguido mantener el tipo durante tantos años, sobre todo teniendo en cuenta el cambio a la nueva generación de consolas, un paso muy delicado que parece que Activision ha conseguido por fin consolidar. La fórmula que han encontrado los californianos es adaptarse a las nuevas exigencias en la industria de los videojuegos, con tiempos de desarrollo más largos y que involucran cada vez a más personal. Por eso han incluido un tercer estudio dentro del popular tándem Treyarch-Infinity Ward, Sledgehammer Studios, quienes ya lanzaron su propio Call of Duty en 2014 (Advanced Warfare).
Black Ops III ha supuesto todo un renacer para la saga con su lanzamiento en 2015 (sigue líder de ventas en España y no parece aflojar), pero no todo han sido buenos tiempos para Activision, con un par de años por el desierto en la nueva generación de PS4 y Xbox One. Infinity Ward, responsables de la subsaga superventas Modern Warfare fracasaron con Ghosts en 2013, una apuesta demasiado continuista y que no sacaba partido de las nuevas consolas que se acababan de lanzar en aquel momento. La que a día de hoy es una de las entregas más odiadas por los fans, ha supuesto un borrón que el estudio tendrá que limpiar este año.
2016 es el año de la vuelta de Infinity Ward, uno de los niños mimados de Activision, que parece haber pasado a un segundo plano en cuanto a popularidad gracias al buen hacer de Treyarch. Tras la crisis interna vivida hace unos años por la salida de muchos de los directivos y personal de talento del estudio (de aquella crisis nació el estudio Respawn y el proyecto Titanfall de Electronic Arts), Infinity Ward tiene que reinventarse si quiere volver a ganarse la confianza de los jugadores.
La exigencia de Activision (y de los fans de la licencia) será máxima este año con el estudio, que habrá tenido hasta tres años para desarrollar su nueva iteración de Call of Duty. Las comparaciones son odiosas, pero lo cierto es que el listón puesto por Treyarch hace tan solo unos meses es muy alta, y el nivel demostrado por Sledgehammer tampoco está nada mal. Si Call of Duty quiere seguir conquistando año a año el favor de su comunidad (una de las mayores del mundo de los videojuegos) no se puede permitir dar un paso en falso, y a día de hoy sin duda la pelota está en el tejado de los responsables de Modern Warfare.