
Mientras los líderes de todo el planeta discuten en París cómo comprometerse a reducir las emisiones de dióxido de carbono para intentar que el clima del planeta no cambie irremediablemente, a peor, la solución a nuestros problemas podría estar mirándonos desde arriba: desde la Luna.
Una propuesta científica formulada hace ya años sugiere que la solución a la demanda energética de la Tierra es el gas helio-3 que está atrapado en el subsuelo lunar, y que podría utilizarse como combustible para la fusión nuclear en los reactores terrestres.
Se trata de un gas muy poco frecuente en nuestro planeta, pero que en nuestro satélite natural se encuentran en altas concentraciones, como recuerda el diario Sun Times. Se calcula que cerca de 1,1 millones de toneladas métricas de helio-3 están atrapados a muy poca profundidad en la luna.
Si se tiene en cuenta que con sólo 40 toneladas métricas de este gas se podría satisfacer toda la demanda energética actual del planeta durante un año completo, las posibilidades son infinitas, como defendía hace ya más de una década el geólogo y astronauta Harrison Schmitt, que comandó la misión Apolo 12 a la luna.
En Estados Unidos varias compañías privadas han conseguido ya que se reconozca el derecho a la propiedad privada de los materiales extraídos mediante minería espacial, y de hecho uno de los objetivos centrales del programa espacial chino es precisamente la extracción y el transporte de helio-3 lunar.
Pese al elevado coste que tendrían estas misiones, el helio-3 sería una alternativa rentable no sólo por su alta eficiencia energética en la fusión de sus átomos, sino también porque, a diferencia de otros combustibles nucleares, no genera residuos radioactivos.
La propuesta, aún muy lejos de la realidad, podría ser considerada pronto como una alternativa viable, en palabras de un científico chino, "para los próximos 10.000 años".