
Un nuevo desarrollo en electrónica podría abrir la puerta a la creación de ordenadores miles de veces más rápidos que los actuales. Científicos de la Universidad de Utah, en Estados Unidos, han anunciado esta semana la posibilidad de crear computadoras tan 'rápidas' como la velocidad de la luz.
El principio físico en el que se basa este avance es sencillo: en la actualidad, los procesadores de todos los ordenadores, desde los grandes servidores de Internet hasta los pequeños ordenadores domésticos, utilizan impulsos eléctricos para realizar sus cálculos.
Eso implica, entre otras cosas, que una máquina será capaz de procesar los datos tan rápido, como máximo, como sea capaz de hacer que esos impulsos eléctricos viajen de una parte a otra de sus procesadores.
Con forma de ondas electromagnéticas, la velocidad de los impulsos depende entre otras cosas de la conductividad del medio por el que se propagan, y aunque en algunos casos puede aproximarse a la velocidad de la luz, suele ser una fracción de ésta.
Si la computación se basase en impulsos de fotones en lugar de en impulsos de electrones, el límite actual desaparecería y, de hecho, se llegaría a la máxima velocidad posible: la velocidad de la luz.
Siguiendo ese diseño, formulado hace décadas, lo que han hecho los científicos de la Universidad de Utah es desarrollar una especie de separador de rayos de luz, que permite dividirlos y crear haces 50 veces más delgados que el diámetro de un pelo humano.
Este dispositivo es, además, compacto. Por ello, se podrían instalar millones de ellos en un sólo circuito electrónico, lo que revolucionaría la creación de microprocesadores.
Sus creadores señalan dos aplicaciones inmediatas para el desarrollo: en menos de tres años se podrían usar estos separadores de rayos en supercomputadores, lo que revolucionaría la capacidad de procesamiento de estas máquinas. Más adelante, además, se podrían desarrollar todo tipo de dispositivos personales con un consumo tan reducido que multiplicaría la autonomía de sus baterías (o permitiría reducir su peso aún más, haciéndolos ultraligeros).