Tecnología

El mundo de 'Googleistán': virtudes y peligros

  • Estamos ante una estrategia que enlaza al hombre con la máquina
  • Ya no sólo hay nativos digitales; se trata de una nueva cultura social

Cuando se habla de Google, aparte de su valor en Bolsa o su imponente negocio asociado a la publicidad, se suele pensar que se trata únicamente de un buscador de Internet que explota un negocio publicitario bajo un esquema tecnológico potente.

Desde luego esto, desde el punto de vista económico, es básicamente cierto. En 2013, por ejemplo, las actividades de Google relacionadas con este capítulo ascendieron a los 37.422 millones de dólares. Y a septiembre de 2014 ya se habían acumulado 32.656 millones. Consiguiendo unos beneficios de 19.920 millones en 2013, con un cierto parón en 2014 debido a las adquisiciones corporativas, pues a septiembre pasado los beneficios no llegaban a los 10.000 millones de dólares. Cifras en cualquier caso muy por encima de muchas de las mayores empresas globales que conocemos.

Sin embargo, existen otras perspectivas de Google quizás más desconocidas, ¿cómo es su dominio del sistema operativo de los smartphones que ronda el 85% de cuota de mercado a nivel mundial?, la entrada en el sector de defensa y espacio con la compra de la firma de drones Titan Aerospace, o el sorprendente Project Loon, que pretende lanzar una red de globos aerostáticos a gran altura para dar cobertura de comunicaciones móviles en zonas rurales de todo el mundo, o incluso para facilitar dichas conexiones en áreas que hayan sufrido catástrofes naturales y se encuentren aisladas.

En ambos casos Google Earth se convierte en la aplicación esencial para proporcionar imágenes en tiempo real, lo que se conecta igualmente con el programa Google Glass Explorer que incorpora las famosas gafas de esta compañía; por no hablar de sus alianzas, por ejemplo con la NASA.

El enlace del hombre con la máquina

En el fondo se trata de toda una estrategia que enlaza al hombre con la máquina de una manera única y singular. Un desarrollo tecnológico, si bien no únicamente en la mano de Google, que lleva años implantándose de forma paulatina en nuestras culturas. Un movimiento que va mucho más allá del simple uso de nuevas tecnologías y que afecta al comportamiento humano y cambia sus reglas de relación social y la forma de actuar y comprenderse a sí mismo.

No se trata de lo que en un momento se denominaron frikis, se entra en el mundo de los geeks que, en su acepción anglosajona, remite a ese colectivo, cada vez más numeroso, que ha hecho de su conexión con los dispositivos electrónicos su forma de vida.

Vean sino el comportamiento de las personas en cualquier transporte público. La gran mayoría está permanentemente manipulando su teléfono móvil inteligente, o enlazada con su tableta electrónica. Por no hablar de los comportamientos de los más jóvenes e, incluso los menos jóvenes, todos ellos conectados a Internet en el momento en que pueden. Ya no se trata, por tanto, de lo que hace años se denominó como nativos digitales. Es una nueva cultura que ha permeado toda la sociedad.

Y es aquí donde hay que volver a Google como el paradigma de este nuevo escenario que algunos ya denominan Googleistán; donde también aparecen otros del mismo porte, aunque sus objetivos se muevan más hacia el dominio de otros mercados. Y estamos pensando en Amazon. Otro gigante tecnológico, cuyo presidente, John Bezzos, inició bajo el nombre de "implacable" (ralentless.com), que mantiene el objetivo de ser el comercio de "todo para todos". Es decir, un supermercado mayor que Walmart, un distribuidor de vídeos mayor que Netflix, un fabricante de hardware al estilo Apple, una empresa de servicios como cualquier gran utility (lo que hace con Amazon Web Services), una empresa editorial compitiendo directamente con Random House, una productora mayor que la Paramount, un enorme distribuidor de comestibles a igual que FreshDirect o, simplemente, una empresa logística global mayor que UPS.

Una estrategia que, de forma distinta, también impulsa Facebook o Apple, por ejemplo.En el fondo estamos hablando de que se está poniendo en marcha una especie de "cerebro" global que conoce y, de alguna manera, controla muchos comportamientos de una ingente mayoría de personas. Lo que en ciertos ambientes anglosajones empieza a denominarse como GAFA. Término que combina las iniciales de Google, Apple, Facebook y Amazon, que se convierte en ese nuevo concepto denominado transhumanismo. Un movimiento de corte cultural que, internacionalmente, parece pretender cambiar la condición humana mediante tecnologías que mejoren nuestras capacidades, ya sea a nivel intelectual, psicológico o físico. Un hecho que encierra dentro de sí no pocos peligros, ya que puede llevar al ser humano a perder la realidad de sí mismo y el porqué de sus acciones.

Ya se apunta que el siglo XXI será el siglo de los negocios relacionados con la neurociencia, donde Google es ahora el líder del mercado. Una previsión que Ray Kurzweil, el gran teórico del transhumanismo, define como imparable de la mano de Google, a la vez que dirige las actividades de investigación y desarrollo de esta compañía sin eludir otras responsabilidades, como puede ser su pertenencia al Consejo de Administración de una de las Universidades más prestigiosas del mundo: el Instituto Tecnológico de Massachusetts. Quizás no seamos conscientes, pero ya vivimos en Googleistán.

Eduardo Olier, presidente del Instituto Choiseul España.

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