
El ex dictador Manuel Noriega ha dado tumbos por las cárceles de medio mundo desde que Estados Unidos lo sacase del poder en 1989 tras la invasión relámpago de Panamá.
Desde su prisión actual en el istmo, el antiguo tirano ha decidido demandar a una de las productoras de videojuegos más conocidas y exigir un pedazo de los beneficios de Call of Duty: Black Ops II, por utilizar su imagen como indeseable, pero efectivo, reclamo comercial.
En la demanda, de la que se hace eco CourtHouseNews, Noriega señala que Activision usó su figura sin autorización, con el objetivo de "incrementar la popularidad y los ingresos generados (por el juego)".
El texto remitido al juzgado competente señala que "el uso de su imagen ha causado daños" a Noriega, "al retratarlo como un adversario y como el responsable de múltiples y odiosos crímenes ficticios".
Abundando en la descripción del juego el ex dictador, que llegó a estar a sueldo de la CIA antes de caer en desgracia en Washington, afirma que "se le retrata como un secuestrador, un asesino y un enemigo del estado", y que una parte "sustancial" del título "consiste exclusivamente en capturarle".
Haciendo bueno el refrán "dame pan, y llámame tonto", el prisionero más famoso del penal panameño de El Renacer reconoce que al presentarle así, este Call of Duty ha ganado más gancho comercial, lo que ha permitido a Activision a su vez hacer más dinero.
Por eso, en lugar de reclamar su retirada, Noriega se conforma con dinero como resarcimiento por "el enriquecimiento ilícito, prácticas contra la legislación mercantil y violación de los derechos de imagen".