
A los dirigentes que controlan la dictadura postcomunista china no parece asustarles la magnitud del reto que supone controlar todo lo que digan en las redes los centenares de millones de ciudadanos.
El último objetivo de la censura en China es la popular aplicación de mensajería instantánea WeChat (la versión local se llama Weixin).
"Algunas personas están usando esta plataforma para diseminar información perjudicial o negativa para el público, dañando seriamente el sistema de internet (sic) y el intrés público", aseguran las autoridades chinas.
Así que, para evitar "las molestias entre los usuarios de internet" (siempre en palabras de las autoridades), han lanzado una campaña especial de ciberredadas con el objetivo de erradicar, o al menos reducir, la libertad de expresión en WeChat.
400 millones de cuentas
Durante todo un mes, las autoridades chinas se dedicarán con ahínco a detectar y cerrar aquellas cuentas con capacidad para "movilizar a la sociedad".
No será poco trabajo, puesto que según algunas estimaciones Weixin cuenta ya con 400 millones de usuarios en China.
La caza de brujas también servirá para dar satisfacción a una de las más recientes obsesiones del régimen: la supuesta infiltración de los servicios secretos estadounidenses.
Precisamente hoy se conocía que China valora prohibir que sus bancos utilicen tecnología de IBM por temor a que sea usada como un caballo de Troya por parte de EEUU.