
Carlos Domingo, consejero delegado de Telefónica I+D, cree que la tecnología romperá con lo establecido y que en el futuro tendremos más de cinco sentidos.
Carlos Domingo se presentó ayer en la sala vestido de viernes. Ni rastro de corbata y gafas de pasta muy acordes con el acto del que fue protagonista: Creative Mornings, una iniciativa con presencia en más de 34 ciudades y que persigue buscar la creatividad. Domingo, consejero delegado de Telefónica I+D, habló del futuro y del papel que la tecnología va a representar en nuestras vidas.
"Pienso en esa palabra, futuro, y lo primero que se me viene a la cabeza es mi hija Olivia, que dentro de poco cumple cinco meses, y me pregunto cómo serán las cosas cuando ella tenga 18 años", dijo. Un tiempo en el que inevitablemente hay que pronunciar la palabra revolución. Una revolución digital que para entenderla exige que revisemos las anteriores: "En todas ellas -dijo mientras enseñaba una imagen de la Revolución Industrial- se cumplieron tres cosas: fueron imparables, transformaron lo establecido y hubo ganadores y perdedores".
Domingo mezcló en su charla conceptos como "tecnologías disruptivas" que dejaron ojipláticos a más de un asistente, muchos de ellos acostumbrados aún a leer en libros en papel, un formato que este directivo rechaza sin ambigüedades: "No tienen ninguna ventaja ni nada que hacer frente al digital", dijo.
En el futuro, dijo, tendremos más de cinco sentidos. "La tecnología nos va a permitir aumentar la capacidad sensorial. Tendremos sensores dentro del cuerpo y un doctor nos podrá monitorizar a distancia, y será muy útil especialmente en el caso de los enfermos crónicos", dijo.
Produce cierto vértigo escuchar esas frases, de un directivo al que no le van los grises, que carga sus palabras con una seguridad aplastante, como cuando habló de las impresoras en 3D y explicó que en el futuro podremos imprimir objetos desde casa, o que las personas estaremos cada vez más cerca -especialmente en los núcleos urbanos- y eso eliminará de trasladarse para determinadas cosas.
Poblaciones cada vez más concentradas en ciudades inteligentes. Tiene ciertos tintes de ciencia ficción pero está más cerca de lo que parece. "Santander, sin ir más lejos, es una ciudad muy sensorizada", comentó Domingo. Transporte modular y compartido para mejorar la movilidad de las ciudades, coches que se utilizarán sin saber conducir...
El futuro también pasa por el fin del dinero en metálico. "Os podéis ir despidiendo de él porque la cartera será el móvil. Si alguno de los presentes se dedica al tráfico de drogas, sabed que lo tendréis complicado para blanquearlo". Al menos en el futuro nos reiremos. Con o sin tecnología de por medio.