
Quienes aventuraban todo tipo de calamidades empresariales a Apple tras la muerte de Steve Jobs pueden comprobar estos días lo equivocados que estaban sus presagios. El próximo viernes, 5 de octubre, se cumple justo un año de la desaparición del carismático fundador de la compañía y los resultados de la multinacional han sido fulgurantes. Durante los doce últimos meses y hasta el pasado viernes, la cotización del gigante se ha revalorizado más del 80%, hasta los 700 dólares.
Se mire por donde se mire, no ha habido récord que no se haya superado en tan corto espacio de tiempo. Entre otros detalles, Apple se ha consolidado como la firma con mayor capitalización bursátil del mundo. Para mayor gloria de la empresa de Cupertino, los logros se han alcanzado durante un curso en el que no se han producido grandes renovaciones de productos, salvo el recientemente anunciado iPhone 5.
El iPhone 4 S, evolución del anterior terminal, se desveló un día antes de la muerte de Jobs y el Nuevo iPad, presentado posteriormente, también mejoraba las prestaciones de su antecesor, pero sin grandes revoluciones ni rupturas tecnológicas.
Tim Cook, consejero delegado de Apple, ha sabido mantener una línea continuista cuyos resultados vienen a corroborar el éxito de la estrategia. Si el objetivo era mantener la velocidad de crucero impulsada por Jobs, las cuentas descubren que la inercia ha desbordado las mejores previsiones.
Para calibrar la temperatura de Apple basta con cotejar los primeros datos comerciales arrojados por el iPhone 5. El terminal batió los récords de pedidos de compra, con dos millones de unidades en apenas 24 horas. Las compras durante el primer fin de semana rondaron los cinco millones de unidades, también récord. Pese a ello, los analistas consideraron que la cifra podía haber sido más alta.
"Pensamos que las ventas podrían haber sido potencialmente mucho mayores si no hubieran habido restricciones con la producción del aparato" aseguró en un informe William Power, analista de la firma Baird Equity Research.