
Seabots, fabricante y operador de robots subacuáticos, ha firmado recientemente sus primeros contratos en materia de defensa. Esta ampliación de su cartera de servicios, inicialmente enfocada a la monitorización de objetivos civiles (infraestructuras como cables submarinos y puertos) y ambientales, ha surgido a raíz de varias experiencias reales, como explica el fundador de la empresa, Pau Guasch.
"Tras la DANA, el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEA) de la Guardia Civil utilizó nuestros robots durante varias semanas en Valencia. Fue un éxito y a raíz de esa experiencia nos compraron uno", explica el emprendedor. La compra se realizó a través de Telefónica Defensa y Seguridad, proveedor del cuerpo armado. En paralelo, los nuevos requerimientos de gasto en defensa han llevado a la Armada a invitar a la firma a los próximos ejercicios de la OTAN en Portugal. También han realizado pruebas con Indra y la UME (Unidad Militar de Emergencias). De resultas de estos episodios, la compañía ha testado su tecnología en el ámbito de la seguridad y defensa, ya sea con fines de inteligencia, rescate o detección de materiales contaminantes, entre otros.
En paralelo, la empresa nacida en el seno de GPA Innova también ha replanteado su modelo de negocio. Sin abandonar la venta directa de dispositivos, Seabots ha apostado por enfocar su solución como un servicio, lo que en la jerga del sector se conoce como Robotics-as-a-Service (RaaS). Los clientes ahora pueden contratar tanto el robot como el operador para un trabajo concreto. La compañía ha hecho un esfuerzo en mejorar su software para tener control de las misiones y obtención de datos.

Autonomía bajo el agua
Los robots autónomos están pensados para explorar las aguas cercanas a la costa, hasta una milla desde la línea del litoral (aproximadamente 1,8 kilómetros). Esta zona concentra el grueso de la actividad antrópica y, por ende, requiere mayor monitorización. "A día de hoy, para llevar a cabo esta tarea se suelen desplegar misiones ad hoc, pero no existe una infraestructura permanente que monitorice de forma continua este espacio", señala Guasch.
"Tenemos satélites, embarcaciones, equipos de buceadores y boyas, pero no hay ningún sensor dinámico que puedas adaptarse a las necesidades de cada momento y microentorno", sigue el emprendedor. Con un metro de eslora y un peso de entre 30 y 50 kilos, dependiendo de los sensores acoplados, los artefactos de Seabots muestran ventaja respecto a alternativas más voluminosas.
"Nuestros robots operan prácticamente sin supervisión. Reconocen el entorno y pueden tomar decisiones inteligentes según los objetivos asignados", detalla Guasch. El siguiente paso es lograr que trabajen de forma colaborativa. Seabots utiliza el neologismo coastellation, mezcla en inglés de costa y constelación, para dar una idea sobre esta red de robots interconectados a lo largo del litoral. Recientemente, ha registrado dos patentes para avanzar en la orquestación de sus robots.

Hasta la fecha, Seabots ha fabricado 45 robots, de los cuales ha comercializado 35 que operan en 15 países. La empresa espera cerrar 2025 con unos ingresos de 1,5 millones.
Por su parte, GPA Innova se presenta como una plataforma de innovación tecnológica pensada para desarrollar soluciones con un alto componente de ingeniería y vocación industrial. El laboratorio ofrece servicios comunes y sinergias a todas sus participadas, que se benefician así de un ambiente compartido de creatividad. Actualmente, GPA Innova cuenta con cerca de 230 trabajadores, filiales en seis países y una facturación próxima a los 40 millones en 2024.