
¿Te imaginas que tus fotos de Instagram, tus likes o comentarios de Facebook sean el alimento de una inteligencia artificial que ni siquiera entiendes del todo? Pues deja de imaginarlo, porque eso es lo que hará Meta a partir de este 27 de mayo de 2025 por defecto con todos sus usuarios europeos. Meta comenzará a utilizar el contenido público de sus usuarios europeos para alimentar sus modelos de IA. Y no, no te han pedido un consentimiento explícito.
Este nuevo movimiento reabre una pregunta urgente: ¿Quién controla realmente nuestros datos en la era de la inteligencia artificial? Mientras algunas voces celebran el avance tecnológico, otras alertan de que los gigantes digitales están yendo demasiado lejos, amparados en vacíos legales y estrategias de comunicación confusas. Pero por supuesto hay vías para evitarlo y te las explicamos a continuación.
Meta e inteligencia artificial: el nuevo oro son tus datos
Desde hace años, las grandes tecnológicas exploran métodos para entrenar sus modelos de inteligencia artificial con cantidades masivas de información. La mayoría recurre a lo que se conoce como data scraping: la recolección automática de contenido disponible en internet. Esta práctica, aunque habitual, se ha convertido en uno de los terrenos más polémicos del desarrollo de la IA, provocando incluso demandas por infracción de derechos de autor y abuso de datos personales.
Meta, propietaria de Facebook, Instagram y WhatsApp, ha decidido dar un paso más allá. A partir del 27 de mayo, incorporará información de usuarios europeos a sus sistemas de entrenamiento. Lo hará de las publicaciones públicas que incluyen interacciones, imágenes y otros metadatos generados durante el uso diario de sus redes sociales, pero no de los mensajes privados.
La empresa afirma que cumplirá con el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) y ofrece un formulario para que los usuarios puedan ejercer su derecho de oposición.
Desde Meta se explica que "Meta no utiliza los mensajes privados de las personas con amigos y familiares para entrenar sus modelos de IA generativa. Además, tampoco usa datos públicos de cuentas de menores de 18 años en la UE con fines de entrenamiento".
Cómo objetar y evitar que Meta use tus datos
Aunque el proceso no es del todo intuitivo, existe un mecanismo oficial para oponerse a que Meta use tus datos con fines de entrenamiento de IA. A continuación, te detallamos los pasos necesarios para hacerlo tanto en Facebook como en Instagram:
En Facebook:
- Accede a tu cuenta y dirígete a "Configuración y privacidad" > "Centro de privacidad".
- En el menú lateral, selecciona "Cómo utiliza Meta la información para modelos y funciones de IA generativa".
- Haz clic en "Derecho a objetar".
- Introduce tu dirección de correo electrónico y envía el formulario.
- Deberías recibir una confirmación por email y en tu cuenta si la solicitud ha sido aceptada.
En Instagram:
- Entra en tu perfil, pulsa las tres líneas en la esquina superior derecha y selecciona "Configuración y privacidad".
- Desplázate hasta "Más información y ayuda" > "Acerca de" > "Política de privacidad".
- En la parte superior, pulsa "Más información sobre tu derecho a objetar".
- Introduce tu correo electrónico y haz clic en enviar.
Ambos procesos están protegidos por el RGPD, aunque la aceptación de la solicitud no está garantizada por Meta. Aun así, ejercer este derecho representa un paso importante hacia la autodeterminación digital.
¿Y en WhatsApp?
WhatsApp, que acaba de incorporar la inteligencia artificial de Meta, no permite desactivar esta función por completo. Aun así, según afirma la propia Meta, las conversaciones privadas están protegidas y no serán empleadas para entrenar sus modelos de IA.
De acuerdo con la política vigente de la compañía sobre tratamiento de datos, los contenidos de los mensajes en plataformas como Messenger, Instagram Direct y WhatsApp están excluidos del entrenamiento de estas herramientas.
Más allá del formulario: ejercer el pleno derecho digital
El derecho a la objeción es solo una de las muchas herramientas que ofrece el RGPD. Los ciudadanos europeos pueden solicitar una copia de todos los datos que una empresa guarda sobre ellos, ejercer su derecho a la eliminación y retirar cualquier consentimiento previamente otorgado.
Para hacerlo, se pueden enviar correos electrónicos formales a las empresas, apoyados en modelos de solicitud fácilmente disponibles online. Estos formularios están amparados legalmente y deben ser respondidos dentro de un plazo máximo de 30 días.
El proceso puede parecer tedioso, pero es esencial si queremos mantener cierto control sobre nuestros datos. El hecho de que existan mecanismos no significa que sean accesibles o transparentes. Por eso, informarse y actuar se convierte en una forma de resistencia digital.
La IA de Meta bajo el escrutinio europeo
Las autoridades de protección de datos en Bélgica, Francia y Países Bajos ya han advertido irregularidades en el despliegue de Meta AI en Europa. Las preocupaciones giran en torno a la falta de claridad sobre cómo se recolectan los datos, cómo se procesan y durante cuánto tiempo se almacenan.
La propia arquitectura de los modelos de IA generativa implica riesgos añadidos: una vez que un modelo ha sido entrenado con ciertos datos, resulta casi imposible eliminarlos del sistema. Esto significa que una publicación inocente en 2020 puede seguir influyendo en los algoritmos de Meta dentro de una década, incluso si el usuario borra su cuenta hoy.
En este contexto, la legislación europea, aunque robusta en comparación con otras regiones, sigue en proceso de adaptación a los desafíos que plantea la inteligencia artificial. Iniciativas como la AI Act buscan establecer límites claros, pero su implementación definitiva aún está en discusión.
¿De quién es la responsabilidad del consentimiento?
Meta ha diseñado este cambio como una "actualización" dentro de sus políticas de privacidad. En lugar de pedir un consentimiento explícito a los usuarios, asume una lógica de opt-out: tus datos serán usados, a menos que digas lo contrario. Este principio, aunque legalmente cuestionable bajo el RGPD, es cada vez más común en las grandes plataformas tecnológicas.
Esta dinámica traslada la carga de la protección de datos al usuario, obligándole a actuar si quiere mantener el control. Es una inversión del modelo tradicional de consentimiento, en el que debía pedirse una autorización activa y consciente para cualquier tratamiento de información personal.
En otras palabras: si no te opones, estás aceptando. Y si no sabes cómo o no te informan debidamente, Meta gana por inercia.
El caso de Meta ilustra una realidad incómoda: nuestros derechos digitales dependen, en gran medida, de nuestra capacidad para ejercerlos. Las leyes pueden estar de nuestro lado, pero sin información, sin acceso y sin voluntad política, los marcos legales se convierten en castillos de papel.