
La proliferación de cámaras en todos los espacios imaginables ha convertido a algunas sociedades en una suerte de Gran Hermano. Uno de los casos más extremo es China, donde se vienen utilizando para castigar o premiar a los ciudadanos. Sí, allí, estas cámaras permiten identificar a quienes cruzan la calle con el semáforo en rojo y que sean sancionados por ello. Incluso impiden comprar un simple billete de tren a quienes tengan deudas pendientes.
También en las escuelas chinas, las cámaras ayudan a hacer un seguimiento de los estudiantes y así adaptar los métodos de enseñanza a los distintos niveles de concentración. "La videovigilancia con IA permite también en China analizar el estado de ánimo de los clientes para personalizar la publicidad en tiempo real", explica a eleconomista.es Alberto Alonso, ingeniero de soluciones para el sur de Europa en Axis Communications. Esta compañía tiene desplegadas sus cámaras desde los autobuses urbanos de Madrid a infraestructuras críticas, industrias…
El Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) de la Unión Europea evita que esa tecnología de IA y reconocimiento facial sea legal en el viejo continente. "Estos usos serían impensables en Europa debido a la estricta regulación sobre privacidad y protección de datos, que pone límites a cómo las empresas y gobiernos pueden utilizar la información personal de los ciudadanos", añade. Pero al mismo tiempo aplaude esa regulación porque "establece un marco claro para el uso ético y responsable de las cámaras de videovigilancia". "No se trata de impedir su aprovechamiento, sino de garantizar que la recopilación y el tratamiento de datos personales respeten la privacidad de los ciudadanos", justifica.
Y es que, pese a esas limitaciones, las cámaras que solemos encontrar por todas partes -como le pasaba al bueno de Jim Carrey en 'El show de Truman'- van encontrando otras muchas utilidades más allá de la simple vigilancia o de la prevención de incendios forestales… En las fábricas, esas cámaras se están utilizando "para garantizar que los trabajadores cumplan con las normativas de seguridad, detectando automáticamente si llevan el equipo de protección adecuado, como cascos, guantes y calzado", explica el portavoz de Axis. También en las residencias de mayores, la IA alerta cuando se produce una caída de un residente. "En los hospitales, se vienen utilizando para mejorar la gestión de flujos sin comprometer la privacidad de los pacientes", añade.
Si salimos a la calle, en el ámbito de la movilidad urbana, estos ojos que todo lo ven se están empleando para analizar patrones de tráfico y optimizar la circulación en grandes ciudades. Incluso cuando nos estamos divirtiendo en un evento o concierto, las cámaras analizan la distribución del público y ayudan a prevenir aglomeraciones y mejorar la experiencia del espectador mediante el ajuste dinámico de la iluminación y el sonido. Y todo ello, cumpliendo con el reglamento europeo de protección de datos. Porque para eso está también la tecnología: "El enmascaramiento dinámico de zonas sensibles y la anonimización de datos en tiempo real permiten extraer información valiosa sin comprometer los derechos individuales. En lugar de limitar el uso de las cámaras, el RGPD impulsa soluciones más inteligentes y seguras. La clave no está en elegir entre seguridad e intimidad, sino en encontrar el equilibrio adecuado. ¿Hasta dónde podemos llegar? Con innovación y cumplimiento normativo, el potencial es enorme".
Cuando le pedimos que ponga ejemplos, menciona la posibilidad de realizar ya búsquedas por voz y pedir al sistema de grabación que nos localice a trabajadores con el uniforme de tal o cual empresa o a vehículos de transporte de color amarillo. "Aunque parezca básico, esto no se podía hacer antes debido a la necesidad de parámetros técnicos complejos. Este avance facilita la gestión de grandes volúmenes de datos, mejorando la eficiencia operativa y la toma de decisiones", nos explica Alberto Alonso.
Aprovechamos para conocer cuáles son las aplicaciones más complejas, extrañas o curiosas para las que están utilizando las cámaras. "En el ámbito marítimo, por ejemplo, estos dispositivos han sido utilizados en alta mar para monitoriza capturas de pesca, registrando de manera remota el tamaño y la especie de los peces con el fin de garantizar el cumplimiento de normativas pesqueras y promover la sostenibilidad", explica el portavoz de Axis. Sin abandonar la naturaleza, también estas soluciones han permitido la protección de especies en diferentes hábitats, como en los parques eólicos, donde un sistema de alarmas alerta a las aves en vuelo y así previenen colisiones con los molinos. "De manera similar, han sido utilizadas para el seguimiento del lince ibérico y otras especies protegidas, facilitando la observación y el estudio de su comportamiento en su entorno natural". Puestos a vigilar animales, están sirviendo en un proyecto de investigación de bienestar animal para medir el sueño de gatos y analizar sus patrones de descanso.
Y, si vamos de compras, quizá encontremos también estas cámaras para probarnos la ropa de forma virtual y ver cómo nos queda desde muy distintos ángulos. Y hasta para compartir esas imágenes luego por las redes sociales… Lo cierto es que ya sea para prevenir una avería en una infraestructura crítica, para que disfrutemos mejor de un concierto o para tomar decisiones que mejoren el tráfico en una ciudad, estos ojos ya omnipresentes, ahora impulsados por la IA, están multiplicando sus posibles usos. Y nos dicen que esto es solo el principio…