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2025: el año en que la Luna se convertirá en el objeto de deseo de la humanidad

2024 se cerró con una paso atrás en lo que respecta a la carrera espacial: La NASA confirmaba el retraso hasta mediados de 2027 de la misión Artemis III, destinada a volver a poner un ser humano en la superficie lunar. Pero eso no quita que este 2025 vaya a ser un año con la Luna mucho más presente de lo que ya está, especialmente a nivel geopolítico y económico.

En 2025, la humanidad cruzará un umbral histórico en su relación con la Luna. Lo que una vez fue un sueño reservado para la ciencia ficción se está convirtiendo en realidad. Por primera vez, nos acercamos a establecer una presencia humana sostenible en nuestro satélite natural. Más allá de las misiones tripuladas, la Luna se perfila como un futuro centro industrial, un trampolín hacia Marte y, quizás, hacia más allá.

El desafío es inmenso, pero los avances tecnológicos que están tomando forma en 2025 prometen superar los obstáculos históricos. Desde la reutilización de cohetes hasta la minería lunar para generar combustible, este año puede marcar el inicio de una economía lunar sostenible. Eso sí, con varias potencias enfrentadas.

El acceso a la Luna: el protagonismo de SpaceX y Blue Origin

En las últimos años, SpaceX, la empresa espacial de Elon Musk, ha redefinido las reglas del juego en la exploración espacial. Su cohete Starship, diseñado para ser completamente reutilizable, representa un salto revolucionario en eficiencia y capacidad. Con 121 metros de altura y la capacidad de transportar hasta 100 toneladas métricas de carga a la superficie lunar, Starship promete abaratar drásticamente los costes de transporte al espacio.

Un dato lo pone en perspectiva: los cohetes tradicionales solo pueden llevar un 0,1 % de su peso total como carga útil a la Luna. Starship, gracias a su capacidad de reabastecimiento en órbita, puede alcanzar un 2 %. Esto significa que transportar equipos, módulos habitables y recursos será más asequible que nunca. Este avance no solo rompe barreras económicas, sino que también redefine lo que es posible en términos de construcción lunar.

Por otro lado, Blue Origin, la empresa liderada por Jeff Bezos, no se queda atrás. Su módulo de aterrizaje Blue Moon tiene un enfoque complementario: transportar hasta 3 toneladas métricas de equipos pesados para facilitar la construcción de infraestructura lunar. Aunque menos imponente que Starship, Blue Moon juega un papel crucial al proporcionar herramientas y tecnología necesarias para transformar la Luna en algo más que un destino temporal.

Las misiones Artemisa: el regreso de la humanidad a la Luna

La NASA también está lista para hacer historia. Aunque pisar la superficie se ha retrasado, en 2025, Artemis II llevará una tripulación más allá de la órbita baja de la Tierra por primera vez desde las misiones Apolo. Este viaje alrededor de la Luna será una prueba fundamental para la cápsula Orion y el Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS), tecnologías clave para las futuras misiones tripuladas.

Este es solo el preludio de Artemis III, planeado para 2027, que marcará el regreso del ser humano a la superficie lunar después de más de cinco décadas. El programa Artemisa no es un simple viaje de ida y vuelta; su objetivo es establecer las bases para una presencia humana continua en la Luna.

Otro componente esencial del programa es el Lunar Gateway, una estación espacial que orbitará la Luna. En 2025, se lanzarán y ensamblarán los primeros módulos de este puesto avanzado, que servirá como punto logístico y habitacional para los astronautas. El Gateway es una pieza clave en la estrategia de largo plazo, ya que permitirá misiones más frecuentes y sostenibles.

De la exploración a la explotación: hacia una economía lunar

Llegar a la Luna es solo el principio. Una economía lunar sostenible necesita algo más: la capacidad de abastecerse en el espacio. Aquí es donde entran proyectos como el de la empresa Starpath, que está desarrollando un sistema de producción de combustible directamente en la superficie lunar.

El proceso incluye la extracción de hielo del regolito lunar mediante flotas autónomas de rovers, el cual se convierte en agua y posteriormente en hidrógeno y oxígeno líquidos. Este combustible será fundamental no solo para regresar a la Tierra, sino también para futuras misiones hacia Marte y más allá. La meta de Starpath es demostrar esta tecnología a escala operativa en 2025, marcando el inicio de un ciclo económico autónomo en la Luna.

Además del combustible, la Luna posee otros recursos valiosos como el helio-3, un isótopo raro que podría revolucionar la energía de fusión en la Tierra. La minería lunar no es solo un sueño futurista; es un paso práctico para aprovechar su potencial industrial. Eso sí, con potencias como China o La India también atentos.

El impacto humano: mirando más allá de la Luna

El desarrollo de una economía lunar no es solo un logro tecnológico; es un cambio de paradigma en nuestra relación con el espacio. Hasta ahora, nuestras incursiones más allá de la Tierra han sido breves y limitadas. Convertir a la Luna en un eje de operaciones permanentes redefine lo que significa ser una especie interplanetaria.

Sin embargo, este progreso plantea preguntas éticas y prácticas. ¿Cómo regularemos la explotación de los recursos lunares? ¿Quién decidirá cómo se utiliza este nuevo espacio compartido? ¿Estamos preparados para asumir las responsabilidades de expandirnos más allá de nuestro planeta? Preguntas que hasta ahora parecían de ciencia-ficción pero que ya son muy reales.

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