
La Asociación Industrial para el Impulso de la Economía del Dato y de la Inteligencia Artificial (Indesia) cumplirá el próximo marzo mil días de actividad al servicio de las empresas españolas. Arrancó su actividad como primer consorcio de IA en la industria española a mediados de junio de 2021, cuando aún no se conocía Chat GPT ni tampoco había deslumbrado la IA generativa. Durante este tiempo, la plataforma ha concienciado a todo tipo de compañías sobre las bondades de una tecnología cuya dimensión apunta al cielo. El presidente de IndesIA, Valero Marín, comparte con elEconomista.es su visión sobre un fenómeno que muchos comparan con la irrupción de Internet a finales del siglo pasado.
IndesIA se encuentra en lugar adecuado y en el momento oportuno para convertirse en referencia. ¿En qué trabaja la asociación?
En IndesIA hemos entendido que la tecnología nos va a ayudar para incrementar la competitividad y la sostenibilidad. Y sabemos que para capturar todo la potencia de la IA teníamos que incorporarla en nuestro ecosistema. Llevamos trabajando desde finales del 2021, y estamos muy contentos porque ejercemos una doble labor. Por un lado, de divulgación y, por otra, de identificación de los problemas de las pymes con la ayuda de los datos. También hemos percibido que las pequeñas y medianas empresas no disponen de recursos para entender la relevancia de la inteligencia especial. Ante esa situación, hemos creado un grupo de personas que actúan como consultoría especializada gratuita. Les explicamos de qué va esto. También hemos empezado a organizar mesas colaborativas en algunas sectoriales, con proyectos concretos y con tracción.
La labor de divulgación se presume de especial valor entre aquellas empresas escépticas frente a respecto a la fuerza de la IA...
Es cierto. En ese sentido, en IndesIA generamos opinión mediante foros y debates. También somos la única asociación en España que cuenta con una plataforma propia que pone a disposición de sus asociados, y de las pymes en general, herramientas para entender cómo trabajar con la inteligencia artificial. El trabajo hasta la fecha ha sido muy fructífero.
En el plantel de socios y colaboradores de IndesIA se encuentran grandes multinacionales, muchas de ellas del Ibex. ¿Invitan a seguir esos ejemplos?
Sí. Entre nuestros socios promotores se encuentran Repsol, Gestamp, Navantia, Técnicas Reunidas, Telefónica, Microsoft, Airbus, Ferrovial, Inditex y Acerinox, y con entidades colaboradoras como Accenture y Basque Artificial Intelligence Center. Tenemos mucha actividad pegada al terreno. Es ahí donde debemos impactar y eso no se logra simplemente con una charla.

¿Considera que las pymes españolas viven y operan al margen de la Inteligencia Artificial?
Con todo el cariño, yo creo que las pymes viven como pueden. Es difícil pretender que una pyme, con recursos muy limitados, apueste con intensidad por la inteligencia artificial. Ante esa situación, hemos evitado el envío de guías de actuación o catálogo de casos de uso. Preferimos sentarnos con ellos y ayudarles a entender su día a día y qué problemas les afecta. Una pyme no toma una píldora y empieza a aplicar la IA. Eso no es creíble.
El debate sobre el impacto en el empleo de la IA ya viene de lejos. ¿En qué estado se encuentra ahora?
Existe la percepción de que la inteligencia artificial puede ser una amenaza de empleo, pero cuando pregunto en mi entorno cercano no palpo ese temor. Creo que esa preocupación ha empezado a salir en los espacios y laboratorios políticos. Creo que el debate se centra en poner límites a la inteligencia artificial. La IA la llevamos aplicando hace muchísimos años, aunque recientemente se ha producido un salto entre la IA convencional y la generativa, esta última con una potencia que vemos en los anuncios de Microsoft o Google... pero estamos en un nivel muy incipiente. Lo que hemos aprendido de otras revoluciones tecnológicas -como Internet en los 80 y 90- es que por un lado se automatiza el trabajo y, por otra, se generan nuevos sectores y oportunidades. De forma neta, la IA no está provocando una reducción del mercado de trabajo.
Ante la futura ley de Inteligencia Artificial que se cocina en Europa, ¿váis a participar en el sandbox creado al efecto?
Es bueno que exista una regulación, y no solamente por el poder que representa como guía o marco de actuación. Creo que hay que legislar sobre protección de datos y cómo usarlos, especialmente cuando existen modelos biométricos. Personalmente me alegro mucho de que la Unión Europea y, sobre todo el gobierno español, hayan dado ese paso hacia adelante. También hay mucha tecnología que aún no está que no está madura. No sabemos cómo van a desplegar la IA los grandes proveedores tecnológicos ni tampoco conocemos qué marco de actuación va a seguir EEUU o China.
¿La Ley de IA podría quedar desfasada antes de su aprobación?
Pienso que esta regulación, que hemos puesto encima de la mesa, debe ser capaz de adaptarse y cambiar en función de la evolución a la tecnología. Tenemos que ser flexibles porque, de lo contrario, nos estaremos tirando un tiro al pie desde el punto de vista de competitividad. Podemos poner restricciones a la tecnología, pero quizá otros países no lo hagan. Quedan dos años hasta que esto sea oficial y no debemos equivocarnos. Una de las preocupaciones es que la ley quede obsoleta, porque en dos años -tal y como avanza la tecnología- puede suceder. Por lo tanto, hay que tener en cuenta esa flexibilidad y capacidad de adaptación.
¿Cómo valora la actuación del gobierno para impulsar la IA?
Me alegro mucho de que España y Europa estén liderando la normativa sobre IA. También creo que la creación de una Secretaría de Estado específica de IA fue un avance significativo, porque surgieron varias leyes en favor de la digitalización y la IA. También se ha dado más rango de importancia a la digitalización y al diseño de un marco regulatorio más favorable para el venture capital. Creo que hemos avanzado mucho en regulación y en convocatorias para el desarrollo de proyectos. Pero la gran apuesta es que todo esto se materialice.