La cumbre sobre Inteligencia Artificial (IA) organizada por el Gobierno británico tuvo un acto simbólico, un par de avances regulatorios de relevancia y un momento inexplicable. Reino Unido salió del evento celebrando haber conseguido que China firme una declaración sobre la necesidad de regular la IA a nivel mundial, haber abierto la puerta a nuevos encuentros en Corea y Francia para seguir avanzando, y haber sido testigos de un movimiento en este sentido por parte EEUU, anunciado poco antes del encuentro. Por desgracia, la imagen final del encuentro no fue la de los grandes líderes políticos, sino la del primer ministro, Rishi Sunak, haciendo una entrevista a Elon Musk y hablando sobre cómo desactivar a Terminator.
El encuentro fue una mezcla extraña entre un evento de alto nivel mundial y la grabación de un podcast. En un primer momento, la vicepresidenta de EEUU, Kamala Harris, aplaudió la iniciativa británica y celebró la orden recién publicada por el Gobierno de Joe Biden para supervisar el desarrollo de la tecnología. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, animó a celebrar más cumbres para avanzar en una regulación mundial. Giorgia Meloni, la primera ministra italiana, avanzó que sería la próxima en organizarla, el próximo año en Roma.
Pero al final lo que debería ser el inicio de grandes cumbres alrededor de la IA se convirtió en una enorme anécdota. El momento clave fue el evento titulado "RISHI SUNAK X ELON MUSK", en mayúsculas y con tono a colaboración entre dos músicos, en el que el primer ministro adoptó una posición algo diferente: la de entrevistador, como si estuviera presentando un late night o grabando un podcast. El propio Musk comenzó a hablar como lo haría si hubiera sido invitado a uno de los míticos programas de David Letterman: "Gracias por invitarme". Y los dos empezaron a charlar sobre la posibilidad de que algún robot humanoide decida perseguir a seres humanos para matarlos. "Escapar de un Tesla es fácil", decía Musk. "Solo tienes que subir unas escaleras, pero un robot humanoide te puede seguir a todas partes". La solución fue que Sarah Connor podría haber desactivado a Terminator si la humanidad hubiera diseñado "botones de apagado offline, que se puedan usar sin tener que acercarte al robot". James Cameron podría tomar nota para una nueva secuela.
Pero la conversación entre el hombre más rico del mundo y un mero multimillonario (Sunak y su mujer, Akshata Murty, tienen una fortuna estimada en unos 844 millones de euros) no pasó por encima la posibilidad más optimista: que, en vez de con millones de robots asesinos, el mundo acabe con lo que el escritor británico Aaron Bastani describió como "Comunismo de lujo totalmente automatizado". "Llegará un punto en el que los trabajos no serán necesarios, más allá de la satisfacción personal, porque habrá una IA que hará todo lo que quieras", dijo Sunak. El resultado es que la vida no será una lucha por la supervivencia, sino por "encontrar significado a la vida cuando haya un genio mágico que haga todo lo que quieras". Todos esos robots producirán tantísima riqueza que "no habrá un ingreso mínimo vital, sino un ingreso máximo vital" con el que todas las personas tendrán acceso a todo el dinero que quieran con solo pedirlo. Un escenario que habría hecho emocionarse a Karl Marx y a Vladímir Lenin, pero que sonaba bastante extraño en una entrevista dirigida por el líder del Partido Conservador británico.
Aun así, Musk pasó de hablar de Terminator a referirse a una novela de terror clásica inglesa, La pata de mono, en el que un artefacto mágico que concede deseos se cobra un alto coste, arruinando la vida del infeliz usuario al desatar a la vez una consecuencia no deseada de dicho deseo con efectos catastróficos. "Si tienes un genio al que le pides deseos, normalmente esos deseos no acaban bien. Ten cuidado con lo que deseas", advirtió el dueño de Tesla. Él tiene experiencia al comprar la deseada Twitter:
"La cosa más extraña"
Y, desde luego, la reunión entre Sunak y Musk parece haber acabado con un efecto de doble filo para el político. Sunak lleva un año soportando unas encuestas catastróficas que pronostican los peores resultados del Partido Tory desde que se instituyó por primera vez una ley electoral democrática en Reino Unido en 1832. Y no son solo encuestas: en este año, el partido ya acumula una larga lista de palizas electorales sin precedentes cada vez que hay una elección parcial para renovar algún escaño vacante. Sin ir más lejos, hace apenas dos semanas los 'Tories' perdieron dos escaños que habían ganado por más de 40 puntos de margen en 2019, uno de ellos ocupado ininterrumpidamente por diputados conservadores desde 1929. Hay análisis que apuntan a que el propio Sunak podría quedarse fuera del Parlamento si su pulso electoral no mejora de aquí al próximo otoño, cuando espera convocar ("probablemente", puntualizó) los comicios.
Pero si lo que quería es que se le pegara algo del efecto estrella de Musk, la reacción de los medios ha sido bastante diferente. El periodista de Sky News Sam Coates lo describió como "la cosa más extraña que he visto en mi vida". Para Politico, "más que una entrevista era una cita". Y la oposición lo ha tachado desde "entrevista de trabajo" hasta 'episodio 0' de un hipotético podcast presentado por el propio Sunak. Conociendo la política británica, ambas opciones son posibles: el ex vice primer ministro Nick Clegg ahora es vicepresidente de Asuntos Globales y Comunicación de Meta (Facebook); mientras que el ex ministro de Economía conservador George Osborne ahora presenta un podcast junto con el que fuera su rival laborista, el ex secretario del Tesoro Ed Balls. A nadie le sorprendería demasiado ver a Sunak -que tiene permiso de residencia en EEUU- aparecer en Austin dentro de un año como vicepresidente de IA de Tesla, o algo así.