
TSMC ha afirmado este viernes que espera recibir el permiso del Washington para operar de forma indefinida con herramientas de fabricación de chips estadounidenses en su planta ubicada en China. Según informa Reuters, la Oficina de Industria y Seguridad del Departamento de Comercio de EEUU ha aconsejado al mayor fabricante de chips del mundo que aplique al programa VEU (Validated end-user, en inglés).
La firma obtuvo en 2022 una autorización de un año de duración -la cual ha sido ampliada este mismo viernes- que ha conseguido mantener operativa la factoría en Nankín, en la cual se fabrican chips de 28 nanómetros. Estos semiconductores son empleados, por ejemplo, en CPUs, procesadores gráficos, tablets, teléfonos inteligentes y el Internet de las Cosas. Elementos claves, vitales para compañías de la envergadura de Amazon, uno de los clientes más importantes de TSMC.
Adicionalmente, los semiconductores son fundamentales para la fabricación de baterías para coches eléctricos. En este sentido, China es el principal vendedor a nivel global de ese tipo de vehículos, gracias, entre otras cosas, a su política de subvenciones, la cual está siendo investigada en la Unión Europea. Aún así, Pekín tiene claro que su presencia en el Viejo Continente es crucial en la carrera energética con Washington, tal y como evidencia la presencia de fabricantes chinos de coches eléctricos en Hungría.
En cualquier caso, el gigante taiwanés precisa ahora de la autorización VEU, la cual, según Washington, permite enviar un cargamento previa aprobación general, en lugar de validar cada elemento transportado de forma individualizada. En este sentido, firmas como Samsung y SK Hynx ya han conseguido acceder al programa VEU para poder operar en China de forma normalizada.
Este anuncio de TSMC llega semanas después de que la Casa Blanca informara de nuevos planes para ampliar las restricciones a la exportación tanto de semiconductores como de material necesario para su manufactura hacia territorio chino. En definitiva, se trata de un nuevo episodio en la guerra tecnológica que libran Washington y Pekín y que tiene como núcleo a los chips, elementos cruciales en nuestra sociedad.