
La tecnología ya permite que los amantes de las plantas no solo puedan hablarles cuando las cuidan, sino que las macetas contesten. De hecho, las plantas pueden autocuidarse si se les proporciona el modo de conseguir lo que necesitan, pueden generar NFT y venderlos a los humanos, e incluso podrán reinvertir lo que ingresen en ámbitos de interés para el mundo vegetal.
Todo ello es posible a través de la sensorización, la motorización y la inteligencia artificial, y se puede ver en un Mobile World Congress que abrió ayer sus puertas en Barcelona y que muestra mucho más que teléfonos móviles.
En el caso que nos ocupa, la protagonista es Herbie, una planta que vive sobre una plataforma con ruedas con un depósito de agua y protegida por una cúpula transparente. Dispone de sensores que miden las reservas del depósito, el nivel de humedad de la tierra y el aire, el nivel de luz y la calidad del aire, y puede avisar cuando tiene sed o le falta luz. Incluso puede desplazarse a la búsqueda de estos recursos vitales. Además, dispone de una réplica en el metaverso (un gemelo digital) con la que poder interactuar, y también genera árboles virtuales según su estado de ánimo (con más o menos ramas, diferente cantidad y color de las hojas y diferentes tamaños y tonalidades de su base en forma de piedra), cual obras de arte que vende a los humanos y con los que obtiene dinero.
Desde que fue presentada hace un año, en febrero de 2022, ha recaudado 1.000 euros, y sus creadores, Futurity Systems, están en proceso de configurar el sistema a través del cual Herbie pueda reinvertir ese dinero a su gusto de forma autónoma, por ejemplo, para reforestar en el mundo real. Este proyecto, bautizado como Plantiverse, es uno de los ejemplos que la Mobile World Capital Barcelona apoya para que se muestren en el congreso, pero también expone estos días una ruta sensorial por Barcelona sin moverse del recinto Gran Via de Fira de Barcelona.
A través de múltiples instalaciones de demostración, los congresistas pueden experimentar a nivel físico y digital (phygital) cómo la tecnología permite ya percibirse a través de los cinco sentidos. Incluso el Rey Felipe VI se creó ayer un avatar en este marco. Y una vez finalice el congreso, también se llevará a la ciudad de Barcelona una parte de estas demostraciones durante unos días.
Con la colaboración desde startups hasta festivales de música, profesionales como los reputados cocineros hermanos Roca y grandes compañías como Acciona, Damm o la firma de perfumería Puig, se puede pasear por el metaverso mientras se huele el mar en la Barceloneta; la hierba y el cuero en el Camp Nou; las flores en el Parque Gúell y Las Ramblas; el chocolate y caramelo en la calle Petritxol o el incienso y la cera de las velas en la iglesia de Santa María del Mar.
También se puede degustar uno de los 2.000 bombones elaborados por los hermanos Roca (en versión dulce, ácida y picante) guiado por la voz recreada digitalmente de Morgan Freeman, e interactuar con los sabores que van surgiendo en la boca a través de unas gafas de realidad virtual, que los convierten en colores, objetos y líneas en movimiento. Incluso se puede probar puntería para encender el pebetero de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 con un arco y una flecha flamígera virtuales que el arquero percibe a través de unos manguitos sensorizados, de forma que nota en los brazos la presión que ejerce antes de realizar el tiro.
Y para los amantes de la música, se puede vivir desde la perspectiva del cantante la última canción del último concierto que el grupo Izal realizó en Barcelona en otoño de 2022 antes de disolverse, en el marco del festival Cruïlla. No se trata solamente de que unas gafas de realidad virtual muestran frente a ti al público entregado llenando el Palau Sant Jordi. Le acompaña un sonido 360 grados, el aire que pasa por el escenario y los olores del humo de los efectos especiales y de la cebada tostada de los mostradores de cerveza del estadio.
Para completar el circuito, también se pueden programar fuegos artificiales junto a la Sagrada Familia de Barcelona, modificando parámetros como la dirección del viento, la potencia de lanzamiento de los petardos o el tiempo entre cada explosión.
En cualquier caso, todas estas aplicaciones mostradas estos días como experiencia lúdica tienen planes para su aplicación en ámbitos como la agricultura, la atención sanitaria o la gestión de emergencias. Las posibilidades solo las limita la imaginación. Todo lo demás se puede programar.