
Anthropic, una compañía de Inteligencia Artificial formada por extrabajadores de ChatGPT y en la que Google ha invertido 400 millones de dólares, acaba de lanzar una oferta de trabajo para un puesto nunca antes visto: buscador de frases para dar órdenes a los chatbots. El trabajo consiste en diseñar las mejores instrucciones para que los robots den la respuesta exacta a lo que buscan los usuarios. Y el salario en oferta está al nivel de cualquier ingeniero de Silicon Valley.
El cargo lleva como nombre "ingeniero de prompts", es decir, el texto que los usuarios escriben como instrucciones para que la IA empiece a trabajar. El objetivo es encontrar las frases más precisas y que produzcan los mejores resultados, para poder ofrecerlas a los usuarios como órdenes predeterminadas por defecto. Con ellas, podrían escribir guías de uso para los programas y hacer tutoriales. Los únicos requisitos técnicos son conocer el lenguaje de programación Python y "que te guste resolver puzzles".
A cambio, la compañía ofrece un salario de "entre 250.000 y 335.000 dólares", aparte de acciones de la compañía, seguro médico, plan de pensiones, ayudas para la mudanza a San Francisco y "entre 4 y 6 semanas de vacaciones". Unas condiciones dignas de los ingenieros más experimentados de las grandes compañías tecnológicas de Silicon Valley.
Este anuncio anticipa una de las grandes tendencias que se avecinan en los próximos años: ya no solo hacen falta ingenieros que diseñen programas que sean capaces de hablar con los usuarios o de crear contenidos. También hacen falta expertos en descifrar como 'piensan' esas herramientas, saber extraer lo mejor de ellas y poder explicar a los usuarios normales cómo utilizarlas de la forma más eficiente.
Este es, al final, el resultado del crecimiento exponencial de la IA: los propios programadores y diseñadores no son capaces de comprender al 100% el programa que han creado, ni de predecir al completo su funcionamiento. Algunos de los momentos más extraños de los últimos días en ChatGPT han venido dados por usuarios que formulaban sus preguntas de una forma que llevaran al chat a insistir en que estamos en 2022 o a sufrir una crisis existencial al darse cuenta de que era un robot creado por el ser humano. Tan importante como programar correctamente a estos bots es saber hacerle las preguntas correctas. Y Google está dispuesto a pagar bien por alguien que sepa 'hablar' a los robots.