Tecnología

El señor de los drones: así ha transformado la industria este multimillonario chino 'amenazado' por EEUU

  • Wang lleva vendidos más de 2.000 millones de drones en todo el mundo
  • Cuenta con casi el 80% de la cuota de mercado estadounidense de drones
  • EEUU coloca a DJI en su lista negra de empresas chinas con vínculos militares
Frank Wang, CEO y fundador de DJI. Foto: Alamy

Seguramente a muchos no les suene el nombre de Frank Wang, pero si decimos que es el dueño de la compañía de drones más grande del mundo, DJI, la cosa cambia. Este empresario chino de 42 años la fundó en 2006, cuando apenas estaba estudiando, y a día de hoy puede presumir de contar con un patrimonio estimado de 3.400 millones de dólares, según el índice multimillonario de Bloomberg.

Su historia profesional arranca con 26 años, después de terminar sus estudios de Ciencia y Tecnología en la Universidad de Hong Kong. Por aquel entonces, Wang había recibido un tercer puesto en la RoboCon Asia-Pacífico, una prestigiosa convención de robótica que le abriría las puertas a algo increíble. Pero Wang ya tenía en mente su gran objetivo y por ello ya había inaugurado meses antes su primera oficina de DJI en el almacén de su tío en Shenzhen (China).

En esa época, el boom de los drones todavía no había comenzado. De hecho, por no haber no había ni industria, y lo único que sobresalían eran cosas de andar por casa. No fue hasta el 2008 cuando se empezaron a desarrollar los primeros drones de la compañía tras meses y meses de experimentación de Wang junto con sus compañeros universitarios, Jinying Chen, Zhihui Lu y Chuqiang Chen que, meses más tarde, abandonaron a Wang y decidieron llevar sus conocimientos a otras firmas.

El primer pelotazo de la compañía no sucedió hasta 2013, cuando DJI lanzó el primer modelo del Phantom, que son drones mucho más innovadores de los creados hasta la fecha. Su precio lo dice todo, ya que se venden por alrededor de 1.000 dólares. Sin duda, este modelo fue el trampolín que necesitaba DJI para impulsarse hasta el éxito definitivo. En 2015, DJI comercializó el Phantom 3, cuya popularidad aún mayor se debió en parte a la suma de una cámara de transmisión en vivo incorporada.

En ese mismo año, DJI se convirtió en la compañía de drones más grande del mundo, expulsando a muchos de sus competidores del mercado durante los años siguientes. Esto relanzó aún más a Wang, que pasó en 2017 a ser el multimillonario tecnológico más joven de Asia. En 2018, su firma recaudó 15.000 millones de dólares y, dos años más tarde, contaba con casi el 80% de la cuota de mercado estadounidense de drones, cuando ninguna otra empresa tenía ni siquiera el 4%.

En todo este tiempo, DJI ha vendido 2.000 millones de drones, según Forbes. Unos datos muy positivos, pero que se ven enturbiados en este 2022 con una disminución del mercado cayendo al 52%, por debajo del máximo del 74% en 2018, tal y como recoge la firma de investigación DroneAnalyst. 

En la lista negra estadounidense

Frank Wang se ha visto involucrado (en realidad ya lo estaba) en una polémica con los Estados Unidos. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, un posible candidato presidencial republicano, intensificó el proceso a principios de este año al firmar una ley que excluye a DJI de una lista de fabricantes de drones aprobados para su uso por agencias estatales. 

El último golpe recibido por parte de Wang viene del Departamento de Defensa de EEUU, que incluyó a DJI en una lista negra de empresas chinas con vínculos militares. Esto podría propiciar que tanto la policía como los servicios de emergencia e infraestructura dejarán de utilizar esta ventaja tecnológica, ya que "se necesitarían años para construir un dron fabricado en EEUU", según Jon Beal, presidente de Law Enforcement Drone Association.

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