
El nuevo Samsung Smart Monitor M8 representa un gran salto en el concepto de la compañía del "monitor inteligente", ofreciéndonos una gran cantidad de posibilidades que normalmente no están al alcance de los modelos de escritorio.
Y es que los monitores de ordenador suelen cumplir sólo una función: mostrar la imagen de un dispositivo externo, como un ordenador, un smartphone o una consola. Ya está. Alguien en Samsung pensó que eso no era suficiente, y se dio cuenta de que su compañía ya ofrecía pantallas inteligentes, los televisores de Samsung.
Es un concepto tan simple que, una vez que lo piensas, te extrañas de que nadie más lo haya intentado. Los "Smart Monitor" de Samsung son básicamente televisores inteligentes con un formato de monitor de ordenador, y el nuevo M8 es la mejor implementación de esta idea hasta ahora.
Un monitor que es un televisor
Suena exagerado, pero el M8 es justamente eso, un televisor que se 'disfraza' de monitor (o viceversa). Cuando lo encendemos, en vez de una pantalla en negro esperando a que conectemos algo, nos encontraremos a TizenOS, el sistema operativo desarrollado por Samsung para sus dispositivos inteligentes.
El proceso de configuración es como el de un televisor, y la experiencia resultante es muy parecida a la que podríamos tener en un modelo diseñado para el salón. De hecho, el monitor viene con un mando a distancia, con un diseño familiar para cualquiera e incluso con accesos directos a los servicios de streaming más populares como Netflix.

Por lo tanto, tenemos una interfaz diseñada para ser usada con el mando, y sí, eso también implica que tenemos acceso a apps como DAZN, Amazon Prime Video, Disney+, YouTube, o incluso Plex. Y sí, también tenemos acceso a una tienda de apps desde la que podemos instalar más, y aunque hay variedad (hay apps de música, vídeo, e incluso algunos juegos simples), no hay mucha cantidad; aún así, no deberías tener muchos problemas en encontrar tu servicio favorito.
Puedes usar el Smart Monitor M8 tal cual, sin necesidad de conectar nada, gracias a este sistema operativo que tiene y a la conexión WiFi integrada. Eso lo hace ideal como pantalla secundaria para la habitación, por ejemplo, ya que su tamaño de 32 pulgadas es relativamente grande comparado con otros monitores, pero pequeño comparado con televisores.
No hay nada malo en usarlo de esa manera, como un televisor, pero si hacemos eso sólo rascaremos la superficie de lo que es posible. Samsung también presenta el Smart Monitor M8 como un monitor para trabajo, y dedica una pestaña completa en la interfaz a eso; se llama "Workplace", y desde aquí tenemos acceso a funciones muy interesantes. La más llamativa es la posibilidad de conectar con nuestra cuenta de Microsoft 365 y trabajar con las aplicaciones de Office, como Word o Excel, sin necesidad de conectar un ordenador; lo único que tenemos que hacer es enchufar un teclado y un ratón por las conexiones USB traseras o la conexión Bluetooth inalámbrica. Aunque no es la mejor experiencia, el procesador integrado es capaz de ejecutar estas apps y permitirnos al menos la edición de documentos.

Otra opción es conectar nuestro ordenador Windows o Mac, usando las apps dedicadas para ello, o usar el escritorio de DeX con nuestro móvil Samsung.
Veo perfectamente posible usar el Smart Monitor M8 como dispositivo para teletrabajo, permitiéndonos editar documentos y acceder a nuestros equipos fácilmente. Samsung parece haberse dado cuenta de esto, porque con el monitor se incluye una webcam, que se acopla de manera magnética a la parte trasera de la pantalla; la calidad de imagen es buena, pero recomiendo usar unos auriculares con micrófono para capturar la voz.
Pero sigue siendo un monitor
Pese a todos estos añadidos, el Smart Monitor M8 sigue haciendo honor a su nombre, y puede cumplir la función de un monitor corriente si así lo queremos. En ese caso, disfrutaremos de un panel que es bueno, aunque no el mejor que he podido probar de la marca.
Se trata de una pantalla de 32 pulgadas de tecnología VA, como es habitual en Samsung, y cuenta con las fortalezas y debilidades que suelen tener sus monitores básicos. Es un panel muy bueno en la representación de colores y el brillo, y en ese sentido ver películas en la habitación es una delicia; pero falla en aspectos básicos como los ángulos de visión (si no miramos la pantalla de frente los colores se apagan) y en la representación de negros, que siempre son grises oscuros. Aunque técnicamente es capaz de mostrar contenido en HDR, los resultados son algo 'planos' y las partes brillantes no destacan respecto a las oscuras.

Tampoco es un buen monitor para videojuegos, al tener la misma frecuencia de refresco que un monitor de oficina, 60 Hz, y un tiempo de respuesta que no destaca. Al menos, es muy bueno para el trabajo ofimático, gracias a la excelente representación del texto que hace que sea muy fácil leer documentos.
Bonito y con un par de sorpresas
Que este dispositivo sea un monitor corriente sorprende, porque la impresión inicial es muy diferente gracias a un diseño exquisito. Este es uno de los monitores más bonitos que he visto hasta ahora, al menos en el color blanco de la unidad de prueba; también estará disponible en verde, azul y rosa para darle un toque de color a cualquier sala.
El efecto de relieve que tiene tanto la trasera del monitor como la peana de diseño es muy atractivo, aunque he comprobado que puede atraer la suciedad más de lo habitual. Aunque la peana sea muy bonita, no puedo sino quejarme de que su diseño impida el movimiento del panel en buena medida.

Es evidente que Samsung ha dado prioridad al diseño por encima del funcionamiento, y eso no queda más claro que con la selección de puertos; sorprendentemente, son dos USB-C y un micro-HDMI y por lo tanto, requiere de un cable especial (al menos, viene en la caja). No tenemos DisplayPort ni HDMI completo. La buena noticia es que uno de los USB-C nos permite cargar el portátil al mismo tiempo que muestra la imagen, si el sistema es compatible.
Muy completo y bonito
El Samsung Smart Monitor M8 es una mezcla muy curiosa de televisor y monitor, que busca unir lo mejor de ambos mundos; sin embargo, es justo decir que se queda a medio camino en ambos casos. La experiencia no es exactamente la misma que la de una Smart TV de Samsung, aunque se acerque mucho; y como monitor, está algo por detrás técnicamente de otras alternativas.
Si sólo quieres un monitor, no recomendaría el M8, ya que por los 799 euros que cuesta es posible obtener modelos con un panel muy superior. Este M8 sería más recomendable para quienes quieran un televisor secundario, que también puedan usar como monitor si lo necesitan, o que incluso pueden convertir en un equipo de teletrabajo sin necesidad de comprar un ordenador aparte. El diseño es un 'plus', así como la inclusión de una webcam.