
SpaceX ha confirmado que 40 de los últimos 49 satélites de Starlink que lanzó han caído de órbita o están a punto de hacerlo, y culpa a una tormenta geomagnética.
Los satélites fueron lanzados el pasado 3 de febrero, como parte del programa Starlink de Internet por satélite. Estos dispositivos son mucho más pequeños que un satélite convencional, y están diseñados para pasar poco tiempo en órbita. La idea de Starlink es ofrecer acceso a Internet en cualquier parte del mundo, sin necesidad de cables, sólo con una antena que se conecta a los satélites; para ello, SpaceX planea lanzar miles de satélites a lo largo de los próximos años, una enorme red que cubrirá todo el globo.
Ahora, esa red tiene unas decenas de satélites menos. Pese a que el último lanzamiento realizado con el cohete Falcon 9 fue exitoso, como SpaceX ya nos tiene acostumbrados, el problema llegó cuando los satélites fueron soltados en la órbita correcta, a unos 210 kilómetros de altura.
Según SpaceX, en ese momento una tormenta geomagnética provocó que la fina atmósfera en esa zona se calentase y aumentase su densidad. Estos aparatos están diseñados para soportar unas condiciones muy concretas, y esta variación provocó que la mayoría sufriesen demasiada resistencia al aire; 40 unidades perdieron el control, o están a punto de perderlo.
La buena noticia es que los satélites no suponen un peligro para nadie, ni permanecerán dando vueltas a la Tierra como 'basura espacial'. SpaceX afirma que simplemente serán destruidos en la reentrada a la atmósfera, en respuesta a una de las mayores críticas que ha recibido Starlink: que semejante cantidad de satélites puede provocar problemas para futuros lanzamientos, convirtiendo la órbita terrestre en un gigantesco 'basurero'.
Se espera que este sea un golpe importante para las aspiraciones de SpaceX, pero al mismo tiempo, puede recuperarse muy rápidamente. Elon Musk anunció que el 2022 sería un año importante para el proyecto, planeando al menos un lanzamiento cada semana.