
Ghost Robotics ha presentado una versión de su perro robótico para la guerra, con un rifle, y un alcance de 1,2 kilómetros.
El uso de robots en la guerra sigue siendo uno de esos temas de los que ninguna de las grandes superpotencias quiere hablar; aunque todas afirman estar en contra del uso de sistemas automatizados para matar a personas, ni la ONU ni la OTAN se han puesto de acuerdo para prohibirlos, y no han hecho nada más allá de "alertar" del peligro que suponen.
Mientras tanto, la tecnología sigue avanzando. Cuando compañías como Boston Dynamics presentan productos como el perro robótico Spot, muchos imaginan su uso en el campo de batalla; y aunque Boston Dynamics prohíbe los usos violentos de sus productos, no faltan quienes están más que dispuestos a cubrir esa demanda.
Ghost Robotics es una de esas compañías que ha creado su propio perro robótico como Spot, y que no sólo no tiene reparos en usarlos en operaciones militares, sino que ha presumido de ello en una feria organizada por ejército de los Estados Unidos. El Q-UGV ya está siendo usado en bases militares para operaciones de vigilancia y rastreo, pero ahora ha recibido un módulo SPUR (Special Purpose Unmanned Rifle), que es básicamente un rifle de francotirador pegado a la espalda.

El módulo permite al robot disparar a objetivos a 1,2 kilómetros de distancia, gracias a la tecnología implementada como un zoom óptico de 30 aumentos y una cámara térmica que le permite 'ver' por la noche. El rifle en sí tiene un calibre de 6,5 mm, lo que le permite acabar con cualquier objetivo (léase combatiente enemigo) con facilidad.
Estos robots pueden funcionar de manera autónoma, permitiendo la patrulla de rutas preestablecidas por el operador; son capaces de desviarse si es necesario para evitar obstáculos, y saltar las alarmas si encuentra a un posible intruso.
Pese a eso, y a que SPUR significa "Rifle no controlado de propósito especial", el CEO de Ghost Robotics, Jiren Parikh, ha intentado huir de la polémica, asegurando que el Q-UGV en realidad no es completamente autónomo y será controlado por un operador humano, que será el que apriete el gatillo de manera remota si es necesario. Este robot está diseñado para alcanzar posiciones ventajosas sin poner en peligro al operador; por ejemplo, puede subir escaleras en entornos urbanos. Parikh también se queja de que su proyecto ha levantado más polémica por la forma de animal de su robot, pero que en la misma feria había sistemas autónomos con armas.
Por el momento, este perro robótico no ha visto acción, ya que la política del Pentágono es que todos los robots deben ser controlados por un operador humano; sin embargo, es una regla que probablemente cambiará, si no ha cambiado ya, a juzgar por la cantidad de desarrollos de drones y robots autónomos adoptados por las diversas ramas del ejército estadounidense.