
El Vivo X60 Pro pretende convertirse en la mejor opción en España para los amantes de la fotografía, y presenta muy buenas razones para apoyar esta apuesta.
Vivo es una de las marcas más jóvenes en el mercado español, llegando el pasado mes de octubre como otra alternativa más proveniente de China. Pero lejos de ser otra marca china más, la apuesta de Vivo ha sido original como pocas; todos los dispositivos lanzados hasta ahora cumplen una función, o cubren un nicho muy concreto.
La estrella de la marca, el Vivo X60 Pro, no es una excepción. Estamos ante un móvil centrado completamente en la fotografía, donde se concentran la inmensa mayoría de sus innovaciones, y donde encontramos nombres de la talla de Zeiss y Gimbal.
El lema publicitario de este modelo es "Perfect Shot", así que podemos ver que en Vivo apuntan alto, como también lo vimos en la pasada Eurocopa, donde su marca apareció constantemente; pero este es un caso en el que el marketing está apoyado por un buen producto, que responde a semejante promesa.
De los mejores para fotografía
Lo voy a decir de la manera más clara posible: el Vivo X60 Pro es uno de los mejores móviles para fotografiar y grabar vídeo del mercado; incluso podría ser el mejor, dependiendo del tipo de usuario. Hemos visto demasiados móviles que incluyen muchos sensores en la trasera, sólo para descubrir que nuestras fotos salen igual de borrosas que siempre; pero con el X60 Pro, siento que no podría deshacerme de ninguno de los sensores incluidos.
El principal es el de 48 MP, un gran sensor en la parte superior del conjunto que es el que más alegrías nos dará. La clave no está tanto en la resolución; este sensor supera a muchos de 108 MP que he visto por un simple detalle: la apertura de f/1,48, que le permite obtener mucha más luz de lo habitual. El resultado son fotos claras sin importar el tipo de iluminación que tengamos disponible; tanto como si tenemos luces de estudio, como si usamos el sol en cualquier punto del día, tengo la seguridad de poder hacer fotos muy buenas. Y si no hay sol, también: el modo nocturno es difícil de creer al principio, por la claridad de las fotos que consigue, como si hubiese un foco donde no lo hay; aunque en mis pruebas, eso ha resultado en fotos poco naturales, al menos podemos ver lo que estamos fotografiando. También tenemos acceso a un modo retrato nocturno.
Vivo afirma que el papel de Zeiss en estas cámaras va mucho más allá de simplemente poner una pegatina al lado de la cámara principal, y que usa el sistema de imágenes de ingeniería conjunta de la compañía, además de sus ópticas; el resultado es el "estilo de Zeiss" en nuestras fotos. No presumiré de conocer al dedillo cómo lo consigue, pero eso no me importaba cuando veía las fotos que tomaba.

El toque Zeiss se nota en uno de los efectos para el modo retrato más llamativos que he visto, un "bokeh giratorio", por el que el sujeto sale nítido y el fondo sale borroso, peor como si estuviésemos girando sobre un eje.
Pero sin duda alguna, el truco más llamativo es la estabilización Gimbal 2.0. En efecto, estamos hablando de una estabilización física, no digital, en el que el sensor se mueve al mismo tiempo que nuestra mano, en cinco ejes. Es algo digno de ver en persona, especialmente porque, si te fijas, puedes ver cómo el sensor se mueve. Pero más impresionantes son los resultados: en fotografía, las imágenes son más nítidas, y en la interfaz podemos ver en todo momento cómo el Gimbal está en funcionamiento y si nos estamos moviendo demasiado. En vídeo, nuestras grabaciones obtienen un efecto "suave", como si estuviésemos usando… un Gimbal de verdad. Sin embargo, tiene sus limitaciones, y nos ayudará más a estabilizar el vídeo si estamos andando, por ejemplo, pero no podrá corregir movimientos demasiado bruscos.
Le acompaña un ultra gran angular de 13 MP, y aunque la apertura es f/2,2, sigue haciendo fotos muy buenas, y permite usar tecnologías como un modo noche ultra-amplio con campo de visión de 120 grados.
Por último, el teleobjetivo suele ser el sensor más inútil de todos los que meten los fabricantes, por una simple cuestión de baja resolución. No con el X60 Pro, donde el sensor de 13 MP con zoom óptico 2x se comporta muy bien, capturando los pequeños detalles que se nos podrían pasar por alto.
Por último, no podemos olvidarnos de la cámara frontal, especialmente cuando presume de nada menos que 32 MP y ofrece una calidad tan alta en el modo retrato.
Ligero y completo
Esto es algo más que una cámara pegada a un móvil: la parte de smartphone también está muy bien tratada. La calidad de construcción es muy buena, con una trasera de cristal y un marco de aluminio que le dan el toque "premium" que esperaba en un móvil de estas características. Me ha gustado especialmente que el cristal sea de tipo "frosted"; es un efecto mate muy elegante que, además, evita las huellas. También hay una versión en azul, con un efecto más vistoso. El móvil se nota muy bien en la mano, gracias en buena parte a su reducido grosor y peso, de apenas 176 gramos.
Nos encontramos todas las tecnologías que podemos esperar de un móvil puntero moderno, incluyendo un lector de huellas dactilares en la pantalla que funciona muy rápido, más que otros que he podido probar. Una vez desbloqueado, nos encontramos un sistema que es prácticamente Android puro, sin muchos añadidos; aunque oficialmente usa una capa de personalización, Funtouch, en la práctica no se añade mucho. Apenas contamos con un par de apps propias de Vivo y algunas apps preinstaladas como la de Facebook, que podemos quitar sin problemas.

Gracias a esto, y a la pantalla de 120 Hz, el sistema se nota muy rápido y responde perfectamente a todas nuestras acciones. La resolución de 2376 x 1080 es decente para el tamaño de 6,56 pulgadas, y el tratamiento de los colores y los negros es todo lo bueno que podíamos esperar, al ser de tecnología AMOLED. El hecho de que sea curva en los bordes puede agradar a algunos y molestar a otros; como resultado, la funda no puede cubrir los bordes y eso puede ser fatal si el móvil se nos cae buscando el mejor ángulo para nuestras fotos. Es una elección que me ha sorprendido, pero supongo que Vivo ha sentido la necesidad de optar por un diseño más premium en su móvil de tope de gama.
Por otra parte, donde realmente ha recortado un poco es en el procesador, que es un Snapdragon 870 de Qualcomm; es difícil admitir que pueda existir un móvil de gama alta Android que no tiene el chip puntero, el Snapdragon 888, pero aquí está. Personalmente, creo que Vivo necesitaba hacer recortes en alguna parte para compensar por la inversión en cámaras, y de ahí la elección de procesador.
La buena noticia es que el rendimiento es bueno, seguramente ayudado por los 12 GB de memoria RAM. En mis pruebas he notado un rendimiento algo inferior en las apps más exigentes, como videojuegos, pero por lo demás, no ha supuesto un gran problema. La duda es cómo se comportará en el futuro, pero por ahora, el Snapdragon 870 sigue siendo un buen chip. El conjunto se completa con soporte de 5G y la carga rápida, aunque es de "sólo" 33W, se incluye el cargador en la caja, y la batería dura algo más de lo habitual en este sector.
Para fotógrafos
El Vivo X60 Pro me ha hecho soñar con ser mejor fotógrafo; me han entrado ganas de aprender más sobre este arte, y no se me ocurre mejor elogio. A la calidad de los sensores incluidos, se le suma un buen uso de algoritmos y funciones que sorprenderán a cualquiera, como la estabilización Gimbal.

Al concentrarse en la fotografía, este móvil sufre en otros aspectos, como la potencia por su procesador Snapdragon 870. En otros mercados, Vivo ofrece el X60 Pro+, con un Snapdragon 888, pero por algún motivo no se ofrece en España, probablemente por una cuestión de precios.
Y es que el Vivo X60 Pro ya tiene un precio relativamente elevado para el hardware que usa: 799 euros. En ese rango de precios, existen muchos smartphones más potentes, con mejor pantalla y con materiales más premium; pero ninguno, absolutamente ninguno, tiene unas cámaras comparables a estas.
Por lo tanto, el Vivo X60 Pro es absolutamente recomendable si la fotografía es nuestra prioridad; y si no lo es, puede ser la excusa que necesitábamos para que lo sea.