
Puede que Elzbieta Bienkowska sea un buen termómetro para medir hasta qué punto se ha instalado la prudencia en las instituciones europeas al hablar sobre Cataluña. En su discurso, la jerga comunitaria es extraña, y se expresa con una franqueza poco común en Bruselas.
La comisaria al cargo de Industria no se muerde la lengua al cargar contra Volskwagen por su gestión de la manipulación de las emisiones de sus vehículos (dieselgate). Incluso no duda en entrometerse en el envenenado debate político de su Polonia natal, donde el partido gobernante y ultraconservador Ley y Justicia está enfrentado con su partido y Bruselas. Pero al ser preguntada sobre Cataluña, aunque evita lanzar más de dos frases seguidas, advierte a los que comparan la respuesta de España con Estados totalitarios que "ni se atrevan", todavía con el recuerdo de lo que supuso crecer para ella al otro lado del telón de acero. Esta semana concedió su primera entrevista a elEconomista tras visitar España.
Han pasado dos años desde el 'dieselgate'. Mientras en EEUU Volkswagen ha pagado más de 20.000 millones de dólares en compensaciones a los conductores afectados, en Europa sólo se han comprometido a modificar los vehículos afectados. ¿Son los europeos consumidores de segunda?
Desde luego que no. En la Comisión Europea todavía estamos peleando con Volkswagen. Entendemos que existe una base legal que es diferente, y que no pueden proponer la misma compensación que en EEUU. Pero lo que queremos de la compañía es un trato diferente del que, desafortunadamente, hemos visto durante estos dos años. No te diré qué tipo de compensación espero ver, pero me gustaría ver más empatía hacia los consumidores europeos, ya que su principal mercado es Europa.
¿A qué se refiere con más empatía?
Si pagas más porque esperas que tu coche sea más limpio, pero en realidad no lo es, la respuesta correcta quizás no sea simplemente enviar una carta diciéndote cómo sustituir el mecanismo fraudulento. Durante 18 meses hemos estado esperando propuestas de su lado. Hemos tenido muchas reuniones, también con Volkswagen. Se trata de preguntarse qué tipo de compensación equiparable, aunque no sea en dinero, podrían proponer. Ha habido algunas señales, como la extensión de algunas garantías. Pero tras dos años, no hemos visto nada concreto sobre la mesa.
¿Cuál cree que es el futuro del sector del diésel?
Los Estados miembros repiten que el sector del automóvil da muchos empleos y que tenemos que mantenerlos. Desde luego que sí. Pero si todos nosotros, desde fabricantes hasta yo misma, seguimos atados a las tecnologías del pasado, como es el diésel, perderemos en la carrera global del coche eléctrico y otras tecnologías limpias. No digo que tengamos que abandonar el diésel de la noche a la mañana. Pero debemos tener en cuenta que en 15 o 20 años, los coches diésel ya no se fabricarán.
Visitó recientemente España. ¿Qué opinión mantiene sobre la situación de su industria?
España tiene una de las industrias más poderosas de Europa. Es uno de nuestros aliados a la hora de introducir políticas industriales en la UE. Durante mi visita, tuve reuniones con el Congreso y los ministros de Economía y Defensa. Tras la presentación de nuestro paquete de Defensa, lo que queremos de países tan poderosos en la industria de Defensa como España es que preparen proyectos comunes con otros Estados miembros.
Aunque conocemos la posición de la Comisión sobre el referéndum de Cataluña, ¿cree que el conflicto entre Madrid y Barcelona afecta a esa base industrial tan poderosa que describe?
No sabemos cuál será la situación en una semana o dos. Por ahora no puedo decir cómo podría afectar. No tengo una bola de cristal para adivinar los efectos.
Algunos en Cataluña comparan la respuesta de España con Estados totalitarios. Habiendo crecido en Polonia en tiempos de la Unión Soviética. ¿Qué piensa al escuchar esta comparación?
No puedes compararlo, y no se atrevan a hacerlo. Recuerdo perfectamente cómo fue el régimen comunista, así que por favor no comparemos cosas que no son comparables. Y eso es todo lo que diré sobre este asunto.
También está al cargo de la economía colaborativa en la Comisión. ¿Qué piensa de la prohibición impuesta por Londres a Uber?
La economía colaborativa no desaparecerá. Y ciertamente la solución no es prohibirla. Desde luego, estas compañías tienen que ser honestas y pagar sus impuestos. No me siento inclinada a regular la economía colaborativa, aunque a algunas startups les gustaría que lo hiciéramos. Preferiría que los Estados miembros compartieran buenas prácticas. Pero, en general, prohibir nuevos modelos de negocios no es la solución.
Respecto al conflicto entre la CE y Polonia por el Estado de Derecho, ¿cree que la situación mejorará?
Quizás soy demasiado pesimista, pero no creo que la situación vaya a mejorar entre Polonia y la Comisión. Tenemos elecciones en dos años. No sé lo que va a suceder. La economía polaca va bastante bien, y crecerá al menos un 4,7 por ciento este año, en parte gracias al anterior gobierno. Si la gente tiene más dinero y subsidios para todos, no espero mucha buena disposición por parte del Gobierno polaco para mejorar el Estado de Derecho.