El borrador del Plan Estatal Marco de Residuos (Pemar) apuesta por aumentar este uso hasta llegar al 85 por ciento del total.
La producción de lodos de depuradora asciende a cinco millones de toneladas al año, de los que un 80 por ciento es agua. Prácticamente la mitad se trata con procesos de digestión anaerobia -habituales en las grandes depuradoras- y las cuatro quintas partes se destinan a los suelos agrícolas, como fertilizantes; la quinta parte restante termina en los vertederos, incinerada, restaurando suelos y aplicada a otros usos, como la fabricación de productos cerámicos.
Con vistas al año 2020, el Pemar no se plantea valorizar la proporción que todavía termina en los vertederos, que asciende al 7 por ciento, y aboga por aumentar ligeramente la incineración, desde el actual 7 por ciento hasta el 8 por ciento, así como su uso en los suelos, hasta llegar al 85 por ciento.
Para ello anuncia más coordinación de la Administración, con nuevos medios telemáticos, y una mejora de la gestión, particularmente en los usos agrarios, revisando la normativa de higienización y estabilización. Igualmente, promete establecer requisitos técnicos y para los gestores "al objeto de asegurar la protección de la salud humana y del medio ambiente".
Los lodos de depuradora son más baratos que otros fertilizantes y, por lo tanto, son una buena opción para reducir los costes agrícolas. Sin embargo, deben haberse tratado correctamente y deben dosificarse, lo que exige conocimiento. Por eso, otras de las medidas planteadas es aumentar la información disponible y las inspecciones y controles por parte de la Administración.