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La merluza sostenible y certificada llega al mercado

  • Un sistema de trazabilidad garantiza la validez del etiquetado sostenible
  • MSC recibe el 0,5% del precio de venta final del producto etiquetado
  • El proceso de certificación cuesta de 40.000 a 100.000 euros

En España no abunda, pero el 10 por ciento de las pesquerías mundiales está certificada con la etiqueta MSC. El Grupo Regal es la primera empresa española de merluza que la incorpora.

La ONG internacional Marine Stewardship Council (MSC) todavía no tiene mucho predicamento en España. Un reciente estudio de la Universidad Pontificia de Comillas y la consultora Nielsen indica que sólo el 0,01 por ciento de los productos de su mercado de referencia, la pesca, cuentan con él. Hasta la fecha, sólo cinco pesquerías nacionales, con capacidad para capturar 10.000 toneladas de pescado y marisco, lo tienen.

Sin embargo, no sucede así fuera de nuestras fronteras, puesto que más de 350 pesquerías, alrededor del 10 por ciento del total, responsables de 10 millones de toneladas en capturas, lucen el sello del pescado blanco sobre fondo azul. En algunos países, incluso, su presencia es mayoritaria; en Canadá, por ejemplo, el 60 por ciento de todas las pesquerías dispone de él o está en proceso de conseguirlo.

Si los datos nacionales son pobres, los internacionales pueden calificarse de espectaculares y más aún si se tiene en cuenta que MSC nació hace apenas tres lustros, en 1999. "En España empezamos hace poco, en 2011 -dice Laura Rodríguez, responsable de la ONG para España y Portugal- y estamos trabajando de un modo muy intenso con las pesquerías y con las cadenas de distribución, además de hacer campañas de divulgación para los consumidores".

Su trabajo con las empresas de distribución y de comercialización es muy importante, porque el sello MSC no sólo afecta a la industria extractiva, también cuenta con un sistema de trazabilidad que abarca desde la cubierta de los barcos hasta la venta final. Grandes establecimientos, como Lidl, Aldi, El Corte Inglés, Eroski, Makro o Alcampo, ya tienen políticas de compra de productos pesqueros sostenibles y se cuidan de ejercer de cadena de custodia -así lo denomina la ONG- del etiquetado sostenible. En España hay 72 empresas adheridas al sistema.

Verificación externa del cumplimiento de los requisitos

Además, MSC es una de las pocas etiquetas sostenibles que cuenta con verificación externa, es decir, una certificadora independiente, como Buerau Veritas o Aenor, se encarga de garantizar que realmente se cumplen los requisitos establecidos por la ONG, tanto durante las labores en el mar como mientras están en la cadena de custodia que termina en los mostradores de las pescaderías, en los estantes de los supermercados o en las mesas de los restaurantes.

El proceso de certificación no es rápido ni barato y tiene mucha importancia el tamaño de la entidad a certificar, por las economías de escala. De acuerdo con Rodríguez, la auditoría y la certificación de las pesquerías suele durar más de un año y medio y tiene un coste que oscila entre los 40.000 y los 100.000 euros; en el caso de una conservera, el coste es mucho más bajo, de 1.000 a 2.000 euros y para una cadena de restaurantes de buen tamaño, de 8.000 a 10.000 euros.

El mantenimiento de la certificación también exige un desembolso, que asciende aproximademente al 20 por ciento del monto original. Casi todo ese dinero corresponde a los honorarios de las entidades certificadoras; MSC, por su parte, recibe el 0,5 por ciento del precio de venta final, que corre por cuenta del vendedor.

El mantenimiento del sello MSC exige superar auditorías anuales y no es raro que éste se retire temporalmente porque hayan cambiado las condiciones originales que permitieron otorgarlo. El motivo puede ser un paso atrás en las buenas prácticas de la pesquería certificada, pero lo más frecuente es que se deba a cambios ajenos a ella, porque se tienen en cuenta factores como la normativa estatal o el estado del caladero. De hecho, dos de las cinco pesquerías españolas que disponen del sello MSC lo tienen suspendido en estos momentos.

La certificación ya la exige el mercado y tiene premio

Aunque aún no se estila en España, fuera de nuestras fronteras los consumidores sí demandan el pescado sostenible. "Nosotros decidimos certificar por primera vez en 2008 nuestra pesquería de bacalao del Atlántico sur, cerca de Argentina, porque esa especie la vendemos en EEUU y nos lo reclamaron" dice Juan Regal, presidente del Grupo Regal, empresa que acaba de ampliar su certificación MSC a sus barcos dedicados a la merluza para consumo nacional.

El Grupo Regal tiene cuatro barcos y factura unos siete millones de euros anuales. Establecido en Burela, Galicia, captura cerca de 2.000 toneladas de merluza al año, alrededor del 5 por ciento de la cuota total española. La certificación que acaba de obtener le ha costado 30.000 euros y en esta segunda ocasión no se la ha pedido nadie: "Es una apuesta por la sostenibilidad" afirma sonriente, antes de añadir que "tampoco nos ha exigido mucho trabajo, porque el arte de palangre que empleamos ya es sostenible de por sí".

Además de la satisfacción de hacer bien las cosas y de contribuir al mantenimiento de su actividad al faenar de un modo sostenible, la apuesta de Regal puede tener premio a medio y largo plazo. En España, según los datos de MSC, el grado de reconocimiento de la etiqueta apenas llega al 3 por ciento de los consumidores, pero en el extranjero la media ronda el 10 por ciento y los productos etiquetados se venden a un precio mayor en algunos mercados, normalmente de un 10 a un 15 por ciento más.

Por eso una parte esencial del trabajo de MSC son las campañas directas en los puntos de venta: "Estamos empezando con el consumidor español, pero este es muy receptivo; cuando hacemos una promoción, las ventas se duplican", sostiene Rodríguez.

MSC, una certificación muy exigente

La obtención del sello MSC no es sencilla. Se tarda más de un año y medio en conseguirla, deben superarse auditorías anuales y no depende únicamente del buen hacer de la empresa que la luce en sus productos. A grandes rasgos, se siguen tres principios fundamentales:

1) Buen estado del 'stock'. El sello sólo se otorga si los estudios científicos avalan que el caladero tiene suficiente pescado como para que se pueda faenar sin riesgo para la especie.

2) Que la pesquería no dañe el ecosistema. Determinadas artes de pesca no son susceptibles de recibir el sello por su impacto, ya sea por excesivos descartes, por afectar a especies amenazadas, por arrasar el lecho marino, etc.

3) Los sistemas de gestión deben asegurar el futuro a largo plazo de todos los recursos. Aquí influyen aspectos totalmente ajenos a la pesquería, como la normativa aplicada por el país de bandera de las embarcaciones. 

A pesar de todas estas dificultades, más de 25.000 productos -desde pescado fresco a enlatado- tienen la etiqueta sostenible de MSC.

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