La estimación previa de BEA para el PIB del primer trimestre indica un crecimiento real de sólo el 0,1% intertrimestral (tasa anual desestacionalizada), muy por debajo de nuestro cálculo de seguimiento del 1,2% (el consenso lo situaba en el 1,1%). Sin embargo, no vemos ningún motivo de alarma porque el golpe al crecimiento lo causaron fuerzas pasajeras (mal tiempo, reducción de inventario e inversión del estrechamiento inusual del déficit comercial en el cuarto trimestre). Esperamos un rebote en el segundo trimestre, con un crecimiento que podría promediar algo más del 3% en los tres trimestres que quedan de año. Sin duda, los datos de la actividad en marzo y abril (incluidas las encuestas regionales de manufactura, lecturas PMI y NMI, salarios no agrícolas y datos del gasto) ya apuntan a una tendencia alcista. La declaración de abril del FOMC indica que al Fed tampoco le ha preocupado la debilidad del crecimiento en el primer trimestre, ya que ha seguido con el desmantelamiento de la flexibilización cuantitativa.
Por Prajakta Bhide