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Cada hogar emite 12,5 toneladas de CO2 al año en España

El primer análisis evolutivo (abarca dos décadas) de las emisiones de CO2 de España por el consumo de bienes y servicios revela grandes disparidades por niveles de renta y por distribución territorial.

Cada hogar español emite una media de 0,64 kilogramos de CO2 equivalente -con esa fórmula se incluyen también otros gases de efecto invernadero- por cada euro empleado en consumir productos y servicios.

Esa cantidad se ha incrementado en casi un 25 por ciento en las dos últimas décadas, a pesar de la crisis económica; la mayor parte corresponde a consumos energéticos -electricidad, gas, carburante- y la menor a las emisiones por el uso de la vivienda y el consumo de agua.

De media, cada hogar emite anualmente 12,5 toneladas de gases con efecto invernadero, pero al dividir la población en decilas por su nivel de renta, resulta que el 10 por ciento más pobre sólo emite 4,2 toneladas, mientras que el 10 por ciento más rico llega a emitir 28,6 toneladas.

La cantidad de emisiones, curiosamente, es directamente proporcional al nivel de renta, es decir, no hay incidencia por el hecho de que una parte del consumo, como la alimentación, sea relativamente fija, mientras que otros gastos, como los de ocio, si reflejen diferencias en según los ingresos.

Estos y otros muchos datos están recogidos en el libro La responsabilidad de la economía española en el calentamiento global (Catarata, 2014), el último análisis publicado sobre las emisiones de CO2 equivalente en nuestro país.

Coordinado por Jordi Roca, catedrático del Departamento de Teoría Económica de la Universidad de Barcelona, recoge por primera vez la evolución de las emisiones de los consumidores desde 1990, algo que anteriormente sólo se había hecho de forma parcial -sobre aspectos concretos- y en publicaciones científicas.

"Comparativamente, estamos mucho peor que en 1997, año en que se firmó el Protocolo de Kioto -comenta Roca-; prueba de ello es el vacío internacional que hay sobre la renovación del Protocolo, que caduca en 2020, sin que se hayan podido fijar objetivos de reducción tras esa fecha".

Perspectiva de producción versus perspectiva de consumo

La contabilidad internacional de las emisiones de CO2 equivalente está hecha desde la perspectiva de la producción de bienes y servicios. De este modo resulta más sencillo adoptar medidas legales que limiten las emisiones y establezcan penalizaciones e incentivos para las tecnologías más y menos emisoras, respectivamente.

Hay otra perspectiva, la del consumo -también conocida como huella de carbono-, que también tiene en cuenta la balanza comercial entre exportaciones e importaciones, de modo que se descuenten las primeras y se incluyan las segundas. El cálculo, consecuentemente, es mucho más laborioso y difícil de incorporar a los mecanismos legales de premios y sanciones.

"La responsabilidad de los consumidores es complementaria a la responsabilidad de los productores, y debería considerarse en las mesas de las negociaciones internacionales -dice Roca- porque los resultados varían mucho; hasta ahora, sólo Reino Unido tiene en cuenta la perspectiva del consumo en sus políticas ambientales, gracias a que el periódico The Guardian ha publicado muchas noticias sobre la responsabilidad del consumidor en el calentamiento global".

En el caso de España, de acuerdo con la perspectiva del productor, la comunidad autónoma que más CO2 equivalente emite es Asturias, y, la que menos, Madrid. De acuerdo con Roca: "Eso es porque en Asturias se quema el carbón que sirve para producir la electricidad que se aprovecha en Madrid".

En cambio, cuando se aplica la perspectiva del consumidor, el resultado cambia totalmente: la comunidad autónoma con más responsabilidad en el calentamiento global sería Navarra, seguida por Madrid, mientras que Asturias cae a la mitad de la tabla.

Se mantienen las emisiones energéticas, suben los residuos

Las emisiones ligadas a la energía son las más importantes, con el 75 por ciento del total, y se han mantenido relativamente estables por efecto de la crisis económica. El área en la que más se han incrementado las emisiones en las dos últimas décadas es la de los residuos, con un 90 por ciento más.

Se da la circunstancia de que en el mismo período, las emisiones de los residuos han descendido un 40 por ciento en la UE-15, donde tiene más peso la reutilización, los procesos de valorización o, incluso, la incineración; en España, por el contrario, las emisiones de metano de los vertederos se han disparado, demostrando que algo falla en nuestro sistema de reciclado y que se desperdician demasiados productos.

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