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Es prematuro preocuparse por una deflación en España, pero las lecturas mínimas del IPC son malas de por sí

En línea con las estimaciones preliminares, el IPC español del mes de octubre cayó un 0,1% interanual (su primera lectura negativa desde 2009), mientras que el dato subyacente experimentó una fuerte desaceleración hasta el 0,2%. Una inflación baja junto con un bajo crecimiento, es mejor que una lectura negativa, pero sigue siendo tóxica para una economía con una excesiva deuda tanto pública como privada. La subida de los tipos de interés reales agravará la incidencia de las bancarrotas y los préstamos fallidos, lo que finalmente por suscitará serias dudas acerca de la sostenibilidad de la deuda del país. Aunque no creemos que España vaya a entrar por el momento en una espiral deflacionista, las presiones fundamentales sobre los precios fundamentales son sumamente débiles en toda la periferia de la Eurozona. Al igual que otros países periféricos, España necesita un crecimiento nominal del 3-4% para reducir la relación entre la deuda y el PIB, pero su crecimiento potencial posiblemente se encuentre en torno al 1%. La dinámica de la deuda del país, que supone un difícil reto en vista de la baja inflación, se volverá insostenible sin la introducción de nuevas medidas de austeridad y la beneficencia del MEDE.

Por David Nowakowski.

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